El presidente Javier Milei repitió las falacias dichas en campaña –como que Argentina fue potencia mundial en siglo XIX– pero en el Foro de Davos y apuntando contra los jefes de Estado de los países que él llama el “lado civilizado” del mundo, Occidente. Les dijo que, en las últimas décadas, fueron “cooptados por una visión del mundo que, inexorablemente, conduce al socialismo” y cerró con una arenga a los empresarios: “No cedan al avance del Estado. No es la solución. El Estado es la causa. ¡Y viva la libertad, carajo!”. Sin embargo, solo despertó unos tibios aplausos, que contrastaron con la expectativa que despertó en el centro neurálgico de las negocios globales.

Las cámaras de los medios de comunicación internacionales y los celulares de periodistas, asistentes y empresarios apuntaron a Milei cuando llegó a los pasilloS del congreso de Davos, en Suiza. La presencia de un anarcocapitalista en el Foro Económico Mundial, la presencia de un presidente “libertario” –un hecho único en la historia tras la fracasada experiencia de la británica Liz Truss– llamaba la atención. Cuando Milei comenzó a hablar la sala estaba llena con jefes de Estado y representantes de organismos internacionales presentes y entusiasmados empresarios.

Sin embargo, las caras se transformaron en asombro y desconcierto a medida que escuchaban la traducción de su discurso.  “En las últimas décadas, motivados por algunos deseos bien pensantes de ayudar al prójimo y otros por querer pertenecer a una casta priveligiada, los principales líderes del mundo occidental han abandonado el modelo de la libertad”, les decía y agregaba: “Todos. No hay diferencias sustantivas. Socialistas, conservadores, comunistas, fascistas, nazis, social-demócratas, centristas. Son todos iguales. Los enemigos son todos aquellos donde el Estado se adueña de los medios de producción”.

Milei fue a Davos a decir que el mundo está gobernado por el socialismo y, a pesar de su ceguera anarcocapitalista, se anotó aclarar el porqué de su análisis por, reconoció, “puede sonar ridículo decir que Occidente se ha volcado al socialismo”. “Hoy los Estados no necesitan controlar los medios de producción para controlar la vida de los individuos”, consideró Milei sobre el nuevo socialismo y mencionó a los “neomarxistas” que controlan universidades y la producción cultural, mientras en la arena política dan peleas por el femenimos y el medio ambiente. Esta última idea de tildar de neomarxistas a las luchas feministas y por el cambio climático, despertaron risas entre el público.

Los enviados de los medios de comunicación internacionales, empresarios y funcionarios presentes en el auditorio fueron los primeros en dejar reflejado su reacción en diversas crónicas periodísticas –publicadas por La Nación, El País y la agencia EFE– y vaticinaban que sería raro que, luego de ese discurso, Milei consiguiera fotos con líderes mundiales; aunque podría tener más suerte con los empresarios. Respecto de las fotos con líderes, Milei solo obtuvo una reunión con el primer ministro holandés, Mark Rutte; auspiciada por la argentina reina de Países de Bajos,  Máxima Zorreguieta.

Las otras dos fotos de alto nivel fueron con la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en medio de la renegociación de la histórica deuda que Argentina mantiene con el fondo, desde la gestión de Mauricio Macri y con el ministro de Economía, Luis Caputo, otra vez como protagonista. Y, por último, obtuvo una cumbre con el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Cameron. Los conservadoras británicos son una guía para Milei, entre ellos, la difunta Margaret Thatcher.

Tras la foto, el portavoz británico del denominado Foreing Office señaló que el encuentro sirvió para establecer “una relación más constructiva”, mientras que respecto del reclamo soberano de Malvinas aseguró que “la posición del Reino Unido y su continuo apoyo al derecho de los habitantes de las Islas Malvinas a la autodeterminación se mantienen sin cambios”. Milei devolvió las gentilezas minimizando el tema y diciendo que el reclamo soberano sería “para las futuras negociaciones diplomáticas”.

El discurso de Milei no solo sorprendió a los presentes sino que fue aún más radical que el tono que cruza al propio Foro de Davos. Sin duda el contraste quedó marcado con el presidente de España, Pedro Sánchez, un socialista enemigo del credo de Milei. Sánchez, quien se subió al escenario inmediantamente después del presidente argentino, criticó el neoliberalismo y convocó a las empresas a luchar contra la desigualdad para defender la democracia.

“Debemos ser audaces y definir un nuevo paradigma de prosperidad. Una nueva ortodoxia económica y social que aproveche los conocimientos y las nuevas herramientas de que disponemos para conjugar el crecimiento económico con la sostenibilidad medioambiental y la prosperidad para todos”, convocó Sánchez, quien este año frenó en elecciones a la derecha española, aliada de Mauricio Macri y Javier Milei.

El tono de Milei, apuntando contra los propios jefes de Estado occidentales por “cooptados” por el socialismo, también rompió con la tónica marcada en la apertura del encuentro con el discurso del presidente del Foro, el ex ministro de Industria y Ambiente de Noruega Børge Brende, quien llamó a enfrentar los desafíos de la incorporación de las nuevas tecnologías y el cambio climático con la cooperación entre los países. “Trabajar en unidad, incluso en este contexto complejo. La cooperacion es posible y está sucediendo”, había confiado Brende.

Otro contrapunto para Milei llegó desde el Vaticano. El papa Francisco –con quien la Casa Rosada pretende reestrablecer su relación para lograr una visita en febrero a Roma y un viaje del pontífice a la Argentina a fines de año–, envió una carta al presidente ejecutivo y fundador del Foro, Klaus Schwab, para impulsar la fraternidad y atacar las injusticias: “¿Cómo es posible que en el mundo actual la gente siga muriendo de hambre o siendo explotada?”, sostuvo Francisco en su misiva, una mirada de “justicia social” que lo aleja de Milei, quien en su discurso volvió a calificar a esa idea como “injusta” y “violenta”.

Hasta el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, líder del país que expresa todos los valores de Occidente reclamados por Milei, eligió llegar a Davos con una propuesta de Estado fuerte frente a las corporaciones. En su llegada a la cita del Foro Económico Mundial, Biden anunció que en este año de campaña presidencial irá contra los sobregiros cobrados por los bancos, a los que calificó de explotar a los ciudadanos más vulnerables. “Hoy nos enfretamos a ellos”, fue el mensaje de Biden.  

Como lo hizo en la campaña presidencial argentina, Milei cumplió con su promesa de desconexión anarcocapitalista. “Vengo a plantar las ideas de la libertad en un foro que está contaminado de la agenda socialista 2030”, había prometido en su escala en Frankfurt rumbo al foro, donde no la esperaba la tribuna “libertaria” alimentada al calor de líderes como Trump, Bolsonaro, la pandemia y las promesas incumplidas de las democracias occidentales.

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