Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, ha protagonizado una serie de contradicciones y polémicas que ponen en duda la coherencia de su gestión y sus reclamos públicos.
Recientemente, Valenzuela acusó a la provincia de Buenos Aires, a través de ARBA, de «sacarle plata a Nación» y de complicar a pymes y comercios con retenciones y percepciones, pero omitió reclamar los fondos de coparticipación que el gobierno nacional de Javier Milei le quitó a la provincia, un hecho que también afecta directamente a su municipio.
Esta omisión no es menor, ya que mientras critica a la provincia, Valenzuela no ha cuestionado públicamente la reducción de recursos que provienen desde Nación, lo que revela una postura parcial y posiblemente oportunista en su discurso político.
Además, su gestión en Tres de Febrero está bajo fuerte cuestionamiento. Desde la oposición local, referentes de Unión por la Patria lo acusan de «abandonar la gestión» para priorizar sus aspiraciones personales, como su precandidatura a gobernador, y de impulsar la venta de terrenos públicos sin consenso vecinal, una medida que generó polémica y denuncias por falta de transparencia y presunto «vaciamiento» de políticas públicas. Esta decisión de vender tierras municipales para negocios inmobiliarios fue aprobada en el Concejo Deliberante a espaldas de la comunidad, según denuncian concejales opositores, quienes advierten que se trata de un negocio inmobiliario que no beneficia a los vecinos.
Valenzuela también enfrenta críticas internas de su propio espacio político original, el PRO, que lamenta su traspaso a La Libertad Avanza y cuestiona su coherencia ideológica y compromiso con el distrito. Su acercamiento al espacio libertario liderado por Javier Milei ha sido interpretado por algunos como un salto oportunista, y ha generado desconfianza incluso entre sus antiguos aliados.
En síntesis, la postura de Valenzuela frente a la provincia y la Nación parece más un discurso político selectivo que una defensa integral de los intereses de Tres de Febrero. Su gestión municipal está marcada por decisiones polémicas y una evidente desconexión con las necesidades y reclamos de sus vecinos, lo que pone en entredicho su capacidad para liderar y representar genuinamente a su distrito.