El 17 de abril de 1790 falleció en Filadelfia Benjamin Franklin, una de las figuras más destacadas de la historia de Estados Unidos y uno de los Padres Fundadores de la nación.
Franklin fue un político, científico, inventor y diplomático cuya firma aparece en la Declaración de Independencia junto a la de George Washington y Thomas Jefferson. Su legado abarca desde la invención del pararrayos, tras su famoso experimento con la cometa en 1752, hasta la fundación de instituciones clave como la Universidad de Pensilvania y el primer cuerpo de bomberos de Filadelfia.
A lo largo de su vida, Franklin se destacó por su ingenio, su espíritu innovador y su compromiso con la independencia y el bienestar de su país. Murió a los 84 años a causa de una pleuritis, tras un período de enfermedad que no detuvo su actividad política. Su funeral congregó a más de 20,000 personas en una ciudad que entonces tenía apenas 28,000 habitantes, reflejando el profundo respeto y admiración que despertó.
Benjamin Franklin no solo dejó una huella indeleble en la historia política y científica, sino también en la cultura y la sabiduría popular, con frases memorables como “Dime y lo olvido; enséñame y lo recuerdo; involúcrame y lo aprendo”. Su vida y obra continúan siendo fuente de inspiración y estudio en todo el mundo.