El 16 de mayo de 1899, el médico e infectólogo argentino Julio Méndez logró aislar por primera vez en el país al bacilo responsable de la fiebre amarilla, una enfermedad que azotaba a América Latina.
Méndez había trabajado en Alemania con el renombrado bacteriólogo Robert Koch, pionero en la lucha contra enfermedades infecciosas.
Este descubrimiento fue fundamental para el desarrollo de medidas sanitarias y tratamientos que ayudaron a controlar la enfermedad en Argentina y la región. En reconocimiento a su aporte, un hospital municipal de Buenos Aires lleva su nombre.
El trabajo de Julio Méndez representa un hito en la historia de la medicina argentina y la salud pública.