En casi un centenar de partidos que le dan forma a su prometedora carrera, Julián Malatini había convertido solamente un gol, cuando estaba dando sus primeros en Talleres.
Este sábado, el protagonista de una novela en la Selección Argentina Sub 23 hizo su debut en Europa con la camiseta de Werder Bremen y, en un abrir y cerrar de ojos, dejó su firma en el marcador.
Ya sobre el cierre del partido, cuando el equipo verdiblanco le ganaba con lo justo 2-1 a Friburgo, el técnico Ole Werner mandó al campo de juego al central ex-Defensa y Justicia para cuidar el resultado. Lejos de esconderse en la trinchera, dos minutos después avanzó hasta el campo rival tras un pelotazo largo, aprovechó el mal despeje de un defensor y quedó mano a mano.
Si bien desde su debut se caracteriza por su marca firme y su salida limpia desde el fondo, Malatini se vistió de N°9 implacable: dejó sentado al arquero con una gambeta hacia adentro, empujó la pelota a la red y se fundió en un abrazo con Rafael Santos Borré, quien también había ingresado hacía poco tiempo.