En 1955, las potencias aliadas —Estados Unidos, Unión Soviética, Reino Unido y Francia— reconocieron oficialmente la neutralidad perpetua de Austria mediante un tratado histórico que puso fin a la ocupación cuadripartita tras la Segunda Guerra Mundial.
Este acuerdo permitió la retirada de tropas extranjeras y definió la política exterior austríaca hasta la actualidad.
La neutralidad austríaca se convirtió en pilar de su identidad nacional y modelo para otros países en la Guerra Fría.