El 20 de abril de 1741, la flota británica más grande hasta ese momento, compuesta por 186 buques y 27.600 hombres bajo el mando del almirante Edward Vernon, intentó tomar la estratégica ciudad de Cartagena de Indias, en la actual Colombia.
Este puerto era vital para España, pues controlaba gran parte del comercio con América y el tránsito de metales preciosos. A pesar de la abrumadora superioridad numérica británica, la defensa española, liderada por el marino guipuzcoano Blas de Lezo, conocido como «medio hombre» por sus heridas de guerra, logró frustrar el asedio.
Lezo desplegó tácticas defensivas ingeniosas, modificando cañones y fortificaciones para convertir el desembarco británico en un infierno. La resistencia española fue feroz y las tropas británicas sufrieron miles de bajas, tanto en combate como por enfermedades. Finalmente, el 8 de mayo Vernon ordenó la retirada, que culminó el 20 de ese mes, con una derrota humillante para Inglaterra. Esta victoria no solo salvó el imperio español en América, sino que también marcó un hito en la historia militar colonial. Sin embargo, Blas de Lezo falleció meses después debido a una infección y no recibió reconocimiento inmediato por su heroísmo.