UN AÑO DEL CIERRE DE TÉLAM: REFLEXIONES SOBRE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LA SOBERANIA INFORMATIVA

El cierre de Télam, la mayor agencia estatal de noticias de América Latina, ha marcado un hito significativo en la historia de la comunicación en Argentina.
A un año de su cierre, es importante reflexionar sobre las implicaciones de esta decisión y cómo ha afectado a la sociedad argentina.

El 1 de marzo de 2024, el gobierno de Javier Milei anunció el cierre de Télam, argumentando que la agencia había sido utilizada como herramienta de propaganda política durante décadas. La medida fue precedida por una intervención en la agencia, que culminó con la suspensión de actividades y el vallado de su sede. Los trabajadores fueron notificados vía correo electrónico, eximiéndolos de trabajar durante una semana.
El cierre de Télam ha sido ampliamente repudiado por sectores de diferentes ámbitos, quienes ven en esta decisión una pérdida de soberanía en materia de comunicación, una fuente de censura y un golpe a la libertad de expresión. La periodista Camila Godoy, entre otros, ha destacado el valor del trabajo realizado por Télam a lo largo de los años, publicando coberturas que reivindican el legado de la agencia.

Además, el cierre ha significado la pérdida de fuentes de trabajo para cientos de empleados, lo que ha generado preocupación en el ámbito laboral. Las protestas y manifestaciones de los trabajadores y sindicatos han sido constantes, denunciando lo que consideran un ataque a la libertad de expresión y la diversidad informativa.
En julio de 2024, se decretó la reconversión de Télam en una sociedad anónima dedicada a la publicidad, mientras que el servicio periodístico se integraría a Radio y Televisión Argentina (RTA). Tras meses de acampe, los trabajadores decidieron levantar el mismo y volver a sus tareas laborales.
