El 31 de mayo de 1820 se decretó la supresión definitiva de la Inquisición en México, poniendo fin a una institución que durante siglos ejerció control religioso y social con métodos represivos.
Esta medida fue parte de las reformas liberales que buscaban modernizar el país y limitar el poder de la Iglesia en asuntos civiles.
La abolición de la Inquisición significó un avance en la defensa de los derechos individuales y la libertad de pensamiento, marcando un antes y un después en la historia mexicana.