El 24 de mayo de 1883 se inauguró el Puente de Brooklyn en Nueva York, una obra monumental que unió los distritos de Brooklyn y Manhattan.
Fue el primer puente colgante de acero del mundo y una hazaña de ingeniería que simbolizó el avance tecnológico y la expansión urbana de la ciudad.
Su construcción, que duró más de una década, superó numerosos desafíos técnicos y humanos, convirtiéndose en un icono arquitectónico y un punto de referencia para futuras infraestructuras.