El 22 de junio de 1633 marcó un antes y un después en la historia de la ciencia y la relación entre la Iglesia y el conocimiento. Galileo Galilei, el célebre astrónomo y físico italiano, fue condenado por la Inquisición romana a retractarse de su teoría heliocéntrica, que sostenía que la Tierra gira alrededor del Sol, contraria a la visión geocéntrica oficial de la Iglesia.
Esta condena no solo representó un duro golpe para Galileo, quien pasó sus últimos años bajo arresto domiciliario, sino que simbolizó la resistencia institucional al avance científico y al pensamiento crítico. Sin embargo, el legado de Galileo trascendió su época y sentó las bases para la revolución científica moderna, inspirando a generaciones de investigadores a desafiar dogmas y buscar la verdad a través de la observación y el método científico.
En la actualidad, esta efeméride invita a reflexionar sobre la importancia de la libertad de pensamiento y la necesidad de mantener un diálogo abierto entre ciencia, cultura y sociedad.