El 17 de mayo de 1510 falleció Sandro Botticelli, uno de los máximos exponentes del Renacimiento italiano.
Su obra, marcada por la delicadeza y el simbolismo, incluye pinturas emblemáticas como El nacimiento de Venus y La primavera, que aún hoy fascinan por su belleza y técnica. Botticelli influyó profundamente en el arte occidental, combinando elementos clásicos con una sensibilidad única.
Su legado artístico sigue vivo, recordándonos el poder eterno de la creatividad y la inspiración.