En el municipio de Tres de Febrero, encabezado por el intendente Diego Valenzuela, la cultura parece ser un terreno de contradicciones.
Recientemente, la Escuela Municipal de Música (EMMU) lanzó una convocatoria bajo el lema «¡Tres de Febrero busca estrellas!», invitando a vecinos con experiencia coral a formar parte de diversos coros municipales. Este esfuerzo busca revitalizar la oferta cultural del distrito y posicionarlo como un espacio destacado para la música coral.
Sin embargo, este anuncio contrasta fuertemente con el historial del municipio respecto al Coro Municipal. En 2018, bajo la misma gestión, el coro sufrió un recorte del 30% en su plantel profesional, lo que implicó el despido de diez músicos. Según denuncias publicadas en medios como Página/12 y Tiempo Argentino, los despidos fueron abruptos y acompañados de amenazas hacia los trabajadores que intentaron visibilizar la situación en redes sociales. La directora del coro en ese momento, Susana Frangi, expresó su preocupación por las medidas arbitrarias y denunció que algunos músicos despedidos tenían contratos precarios o décadas de antigüedad.
El ajuste no solo afectó al Coro Municipal, sino también a otras agrupaciones artísticas locales como la orquesta y la banda municipal. Además, los trabajadores denunciaron falta de materiales básicos para las presentaciones y una ausencia total de difusión por parte del municipio, lo que redujo significativamente el público asistente5. Estas acciones se enmarcaron dentro de una ola más amplia de despidos municipales que alcanzó a unos 400 empleados estatales entre diciembre de 2017 y enero de 2018.
A pesar del impacto negativo que estas decisiones tuvieron sobre la comunidad artística local, años después Valenzuela intenta proyectar una imagen diferente. En declaraciones públicas, ha destacado su compromiso con descentralizar las actividades culturales y convertir a Tres de Febrero en una «plaza coral», fomentando la participación ciudadana en eventos artísticos. No obstante, este discurso parece estar desconectado del pasado reciente marcado por ajustes y conflictos laborales.
La convocatoria actual para integrar los coros municipales podría interpretarse como un intento por reparar el daño causado años atrás. Sin embargo, las contradicciones entre el discurso oficial y las acciones pasadas generan dudas sobre la coherencia y sinceridad del compromiso cultural del municipio. Mientras algunos celebran esta nueva apertura cultural, otros recuerdan que detrás del entusiasmo por «buscar estrellas» hay historias de despidos, amenazas y precarización laboral que aún resuenan en Tres de Febrero.