Cuando jóvenes peronistas o nacionales y populares realizan tareas solidarias, a menudo son acusados de ser partidarios y de usar al Estado para campañas personales. Sin embargo, cuando en Tres de Febrero el intendente Diego Valenzuela se jacta de los jóvenes «comprometidos», se habla de comunidad y solidaridad.
Es decir, hacen lo mismo que otras agrupaciones, pero para la mayoría de los medios hegemónicos de comunicación o los propios votantes de Valenzuela, solo está mal si lo hacen otros y no ellos.
Esta contradicción refleja un sesgo mediático y político evidente. La Juventud Peronista, históricamente, ha tenido un fuerte compromiso con la solidaridad y la militancia social, entendiendo estas tareas como parte de su identidad y lucha política. En cambio, la narrativa dominante suele presentar estas acciones como oportunismo político cuando provienen de sectores populares o peronistas, mientras que las mismas acciones son valoradas positivamente si provienen de sectores afines al poder local o a la oposición.