TRATADO DE REGULARIZACIÓN DE LA GUERRA EN 1820

Foto NA

El 26 de noviembre de 1820, en la ciudad de Trujillo, Venezuela, se firmó un tratado histórico conocido como el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra, o simplemente Tratado de Trujillo.

Este acuerdo se suscribió entre la República de la Gran Colombia, liderada por Simón Bolívar, y el Reino de España, representado por el capitán general Pablo Morillo. La firma de este tratado marcó el fin de la llamada “Guerra a Muerte”, un período marcado por hostilidades extremas y la ausencia de reglas claras en el conflicto independentista.

Este tratado estableció un marco legal para la conducción de la guerra, comprometiendo a ambas partes a respetar normas que hoy podríamos considerar precursoras del Derecho Internacional Humanitario. Acordaron suspender hostilidades y hacer la guerra “como la hacen los pueblos civilizados”, lo que implicaba el respeto a los no combatientes, la obligación de tratar prisioneros de guerra con dignidad y la prohibición de prácticas brutales que habían prevalecido durante la lucha por la independencia. Una tregua inicial de seis meses fue pactada para garantizar la aplicación de estos principios.

El tratado refleja un avance significativo en la humanización de los conflictos armados, pues instituyó reglas claras para el manejo de prisioneros, la protección de la población civil y el respeto a la vida incluso en tiempos de guerra. Además, reconoció la necesidad de intercambiar prisioneros y cuidar su tratamiento, estableciendo comisarios encargados de supervisar estas condiciones. Este enfoque no solo mitiga el sufrimiento humano en el combate, sino que también sienta bases para futuras normativas internacionales sobre la conducta bélica.

Firmado en un contexto de desgaste entre las partes beligerantes, el Tratado de Trujillo simboliza un paso crucial hacia la paz y la reconciliación. Fue ratificado y difundido con la esperanza de que la guerra se condujera bajo principios de respeto mutuo y humanización, poniendo fin de manera oficial a la guerra de exterminio que había imperado hasta entonces. Este acuerdo es hoy reconocido como una de las primeras expresiones formales del derecho de guerra en América Latina y un antecedente en la evolución de las leyes internacionales del conflicto armado.

 

Con AFP.

Sobre Nosotros