Patricia Bullrich volvió a mostrarse al lado del ícono preferido de su política de seguridad: Luis Chocobar, el policía local condenado a prisión por asesinar por la espalda a un delincuente que huía tras un robo y, por ello, arquetipo de la doctrina que lleva su nombre.

Esta tarde la funcionaria milei-macrista lo recibió junto al Director de Normativa y Enlace con el Poder Judicial del Ministerio de Seguridad, Fernando Soto, en el Ministerio de Seguridad con dos objetivos. El primero, para reafirmar su respaldo tras la sentencia del Tribunal Oral de Menores que lo condenó a 2 años pero le permitió seguir en funciones aunque sin utilizar armas de fuego por 5 años.

El segundo, para ratificarlo como emblema doctrinario de la policía del gatillo fácil que su cartera fomenta a través de políticas de formación de las fuerzas de seguridad y protocolos antiprotestas, de los cuales Bullrich es artífice.

La reunión se da un día después de que la ministra defensora del “gatillo feliz” expusiera en Diputados las modificaciones que la Ley Ómnibus traerían en materia de Seguridad y que apuntan a darle licencia a las fuerzas de seguridad para ejercer la represión sin consecuencias judiciales.

Según el comunicado que envió la cartera luego del encuentro, “la ministra Bullrich expresó su compromiso con la adecuación de la legislación para proteger a aquellos que nos protegen, asegurando que estén respaldados por la ley cuando actúen debidamente y en cumplimiento del deber”.

“La propuesta busca modernizar y adaptar la legislación del Código Penal que lleva 101 años sin reformas. Garantizando así un marco legal que ampare a quienes defienden la seguridad pública”, expresa el texto acerca de la modificación que quiere hacer el Ejecutivo con la Ley Ómnibus.

 

 

Su policía predilecto

La relación entre ambos comenzó en 2017 durante la presidencia de Mauricio Macri, días después de que Chocobar disparara y matara por la espalda a Juan Pablo Kukoc, que huía después de haber apuñalado a un turista estadounidense en el barrio de La Boca.

Bullrich, por entonces también ministra de Seguridad, no sólo cubrió las espaldas de Chocobar sino que luego promovió una reunión entre él y el entonces Presidente en la Casa Rosada. “Yo defiendo a la ciudadanía y a los que nos cuidan”, dijo en aquel momento la funcionaria.

Ese fue el primer espaldarazo. Luego le siguieron otros que hicieron surgir la denominada “doctrina Chocobar”, un informal cúmulo de criterios que defienden el gatillo fácil, el abuso policial, el uso indiscriminado del arma de fuego y la negligencia judicial frente a casos donde las fuerzas de seguridad avanzan contra los derechos individuales y los derechos humanos.

A pesar de que la Justicia le dio un revés en varias instancias -aunque con pena leve y criterios excarcelables- Bullrich insistió una y otra vez con que su discípulo “actuó en legítima defensa”, y lo ungió con toda clase de elogios en distintos fueros, conferencias y charlas entre amigos.