El 15 de abril de 1989 , la muerte del exsecretario general del Partido Comunista Chino, Hu Yaobang , se convirtió en la chispa que encendió una de las protestas más emblemáticas del siglo XX: la Revuelta de la Plaza de Tiananmen.
Lo que comenzó como una manifestación pacífica de estudiantes en duelo se transformó, en cuestión de días, en un poderoso movimiento nacional a favor de reformas democráticas, libertad de expresión y lucha contra la corrupción.
Hu Yaobang era visto como un líder progresista, moderado y reformista, que había mostrado simpatía por los estudiantes en protestas anteriores. Su repentina muerte fue sentida como una pérdida de esperanza por una juventud deseosa de cambios. El 15 de abril, los primeros grupos de estudiantes comenzaron a concentrarse en la Plaza de Tiananmen , en el corazón de Pekín, para rendirle homenaje. Pero lo que parecía una simple ceremonia de luto se convirtió en un punto de inflexión histórico.
Durante semanas, decenas de millas de estudiantes, intelectuales y ciudadanos se sumaron a las manifestaciones, que fueron creciendo en número y en intensidad. Las pancartas pedían diálogo, democracia, transparencia y una mayor apertura política. La imagen de jóvenes leyendo manifiestos, cantando himnos y enfrentando tanques con solo sus cuerpos se volvió símbolo de dignidad y resistencia.
El movimiento culminó en tragedia la noche del 3 al 4 de junio de 1989 , cuando el gobierno chino ordenó una represión militar brutal . El Ejército Popular de Liberación avanzó con tanques y tropas sobre la plaza, dejando cientos —posiblemente millas— de muertos y desaparecidos. La cifra exacta nunca fue confirmada oficialmente. La imagen del «Hombre del tanque» , solo frente a una columna de blindados, recorrió el mundo y quedó grabada como ícono del coraje civil.
El régimen censuró sistemáticamente los hechos desde entonces: no se habla de Tiananmen en los medios chinos, no se estudia en las escuelas y está fuertemente vigilado en internet. Sin embargo, en el resto del mundo, cada 15 de abril se recuerda el día en que una generación se levantó a pedir libertad en uno de los países más cerrados del planeta .
A 36 años de aquel despertar, Tiananmen sigue siendo un recordatorio del valor de la protesta pacífica, del precio de la represión y de la fuerza imparable de una sociedad cuando se anima a soñar con un futuro más justo.