La relación entre China y Estados Unidos se tensó nuevamente a raíz de las críticas de Washington hacia el acuerdo de swap de monedas firmado entre China y Argentina.
El intercambio financiero, que busca fortalecer la estabilidad económica argentina, fue cuestionado duramente por el secretario del Tesoro estadounidense, quien calificó el acuerdo como perjudicial y lo vinculó a prácticas que, según él, generan dependencia y endeudamiento en países en desarrollo.
En respuesta, la embajada china en Argentina emitió un comunicado enérgico, rechazando las acusaciones y defendiendo el acuerdo como una herramienta legítima y beneficiosa para el desarrollo regional. China acusó a Estados Unidos de actuar con un «egoísmo geopolítico» y de intentar imponer una «nueva Doctrina Monroe» en América Latina, buscando limitar la influencia china en la región.
El comunicado también denunció que las críticas estadounidenses forman parte de una estrategia para desacreditar a China con fines hegemónicos, utilizando la coerción económica y la intimidación como métodos para frenar la cooperación entre China y países latinoamericanos.
En medio de esta disputa, Argentina mantiene su posición de continuar con el swap, enfatizando la importancia de diversificar sus alianzas financieras y no depender exclusivamente de Estados Unidos. La situación refleja la creciente competencia entre las dos potencias globales por influencia en América Latina, con Argentina como uno de los escenarios clave de esta rivalidad.
