Boca fue derrotado por San Lorenzo con un 1-0 en el Nuevo Gasómetro, correspondiente a la fecha 11 de la Liga Profesional, en lo que fue el debut de Jorge Almirón como entrenador del Xeneize.
En el primer partido, el DT apostó a un planteo “espejo” en cuanto al esquema del rival y se mostró constantemente dando indicaciones para corregir el juego del equipo.
Desde el arranque, Almirón apostó a un 5-2-3 -mismo esquema táctico que utiliza el equipo dirigido por Rubén Darío Insúa– en búsqueda de contrarrestar a un equipo que venía segundo en el campeonato y con nueve meses de rodaje. De esa manera, el partido -en el borrador- pasaría por los duelos individuales.
Sin embargo, al ensayar una línea de juego con apenas dos entrenamientos encima, se notaron faltas de coordinación en todas las piezas de la defensa, principalmente en los relevos y las llegadas tarde a los cruces. Por otro lado, algo destacable, es que el equipo sufrió la temprana lesión del paraguayo Bruno Valdéz a los nueve minutos e ingresó Facundo Roncaglia.
A esa lesión, se le sumó la dificultad de la expulsión de Nicolás Figal a los 15 minutos del segundo tiempo, por lo que Boca disputó el clásico con uno menos durante 30 minutos. A lo largo del encuentro, el Xeneize contó con escasas chances de gol, algunas de ellas claras, pero que no pudo capitalizar, pero falló en factores claves que pretende Almirón.
El director técnico se mostró fastidioso cuando desde el fondo apostaban a la pelota larga por sobre el toque, algo que deberá corregir en el transcurso de los partidos, y en la presión no efectiva de los delanteros, particularmente de Darío Benedetto. Con el tiempo, se verá más responsabilidad en el arquero y los defensores en la salida, seguramente más volantes en la cancha y más intensidad en la presión. De este partido, el técnico únicamente destacó “las ganas” de los jugadores.