El 28 de mayo de 1944, Ecuador vivió la llamada Revolución del 28 de mayo o “La Gloriosa”, que derrocó al presidente Carlos A. Arroyo del Río.
Este movimiento popular abrió paso al ascenso de José María Velasco Ibarra a la presidencia y marcó un cambio importante en la política ecuatoriana. La revolución fue impulsada por el descontento social y político, reflejando la búsqueda de mayor justicia y democracia.
Esta efeméride invita a analizar los procesos de transformación social y la lucha por la participación ciudadana en la historia latinoamericana.