Durante la presidencia de Carlos Menem en Argentina, que abarcó desde 1989 hasta 1999, los docentes enfrentaron una serie de desafíos y tensiones en el ámbito educativo.

El gobierno de Menem implementó una serie de reformas económicas y políticas que afectaron significativamente al sistema educativo del país, lo que generó resistencia por parte de los docentes y de diversos sectores de la sociedad.

Una de las principales medidas que generó controversia fue la Ley Federal de Educación, sancionada en 1993, que buscaba centralizar el sistema educativo y establecer un currículum común en todo el país. Esta ley fue criticada por muchos docentes y sindicatos, que la consideraban como una medida centralizadora que restaba autonomía a las provincias y a las instituciones educativas locales.

Además, durante el gobierno de Menem, se implementaron políticas de ajuste económico que impactaron negativamente en el salario y las condiciones laborales de los docentes. Los recortes presupuestarios en el sector educativo, junto con la inflación y la devaluación, llevaron a una pérdida del poder adquisitivo de los salarios docentes y a una precarización de las condiciones de trabajo en muchas escuelas.

En respuesta a estas medidas, los docentes llevaron a cabo numerosas protestas, paros y movilizaciones a lo largo de la década del 90. Los sindicatos docentes jugaron un papel fundamental en la organización de estas acciones de resistencia, buscando defender los derechos laborales de los trabajadores de la educación y exigir mejoras en las condiciones salariales y laborales.

La resistencia de los docentes durante el gobierno de Menem fue parte de un contexto más amplio de lucha social contra las políticas neoliberales implementadas en Argentina en esa época. A pesar de las dificultades, los docentes demostraron una fuerte capacidad de movilización y organización, defendiendo la importancia de la educación pública y luchando por sus derechos y los de sus estudiantes.