REPRESIÓN EN LA MARCHA A LOS JUBILADOS: CONTRADICIONES EN LA COBERTURA DE LA NACIÓN MÁS Y EL RELATO OFICIAL

Foto NA

La marcha de jubilados frente al Congreso, realizada este miércoles como parte de las protestas semanales por mejoras en las jubilaciones, terminó nuevamente con represión policial, heridos y detenciones, incluyendo la de periodistas y fotógrafos que cubrían el evento. La cobertura y el tratamiento de los hechos por parte de los medios, en particular La Nación, exhibieron notorias contradicciones entre sus diferentes plataformas.

Violenta represión y detención de periodistas

Durante la manifestación, la Policía Federal e Infantería aplicaron el “protocolo antipiquete” dispuesto por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, avanzando sobre los manifestantes y generando una situación de violencia que dejó al menos 80 personas heridas y varios detenidos, entre ellos los fotógrafos Tomás Cuesta (colaborador de AFP y de La Nación) y Javier Iglesias, además de manifestantes como Pablo Luna y Leandro Cruzado46. Según testimonios y denuncias de sindicatos de prensa, la represión sobre los trabajadores de prensa fue deliberada y dirigida: “No quieren que estemos”, denunció el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), exigiendo la inmediata liberación de los detenidos.

La Nación: contradicciones entre redes y TV

Mientras la cuenta oficial de La Nación en X (antes Twitter) informaba sobre la “violenta detención de un fotógrafo de AFP que cubría la marcha de jubilados en el Congreso” y detallaba que se trataba de Tomás Cuesta, colaborador del propio medio, en su canal LN+ y en el programa de Luis Majul no se hizo mención a la represión ni a la detención de periodistas. En cambio, la cobertura televisiva se alineó con el discurso oficial del gobierno, que justificó el operativo atribuyéndolo a la presencia de “grupos anarquistas” y sectores de izquierda, minimizando el reclamo genuino de los jubilados y la violencia policial.

Cuenta de X, La Nación.

Relato oficial y justificación de la represión

La ministra Patricia Bullrich y otros voceros del gobierno sostuvieron la narrativa de que la marcha estaba infiltrada por “patotas, barrabravas y grupos de izquierda violentos”, y que el operativo buscaba garantizar el orden público frente a intentos de desestabilización. Sin embargo, los testimonios de manifestantes, periodistas y organismos de derechos humanos desmienten esa versión y denuncian un operativo desmedido, con detenciones arbitrarias, heridos graves (como el caso de Beatriz Bianco, una jubilada de 87 años empujada al suelo), y un claro intento de limitar tanto la protesta social como la cobertura periodística.

Conclusión: represión, censura y disputa por el relato

La jornada dejó en evidencia no solo la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad contra jubilados y manifestantes, sino también la represión dirigida a la prensa. La contradicción en la cobertura de La Nación —que en redes sociales denunció la detención de su propio colaborador, pero en su canal LN+ omitió el hecho y repitió el discurso oficial— refleja la tensión y disputa por el relato público. Mientras tanto, la represión a los jubilados y la detención de periodistas se suma a una preocupante serie de episodios que ponen en riesgo derechos fundamentales como la libertad de expresión y el derecho a la protesta.

Con NA.

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