RECORDANDO EL ASESINATO DE JESSE JAMES

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El 3 de abril de 1882 marcó el final de una leyenda del Lejano Oeste estadounidense. Ese día, Jesse James, uno de los asaltantes de bancos más famosos de la historia, fue asesinado en su casa de Saint Joseph, Misuri, por Robert Ford, un miembro de su propia banda. Este acto de traición no solo puso fin a la vida de James, sino que también consolidó su legado como un personaje icónico del crimen y la justicia en el Oeste americano.

Jesse James nació el 5 de septiembre de 1847 en el condado de Clay, Misuri. Su vida estuvo marcada por la violencia y el crimen, especialmente durante y después de la Guerra Civil estadounidense. Junto a su hermano Frank, James se unió a la guerrilla sudista de William C. Quantrill, participando en masacres y combates brutales. Tras la guerra, ambos hermanos se convirtieron en forajidos, uniéndose a la banda de los Younger y cometiendo una serie de audaces robos a bancos y trenes que los hicieron famosos en todo el país.

El 3 de abril de 1882, Jesse James vivía bajo el alias de Thomas Howard en Saint Joseph, Misuri, intentando mantener un perfil bajo. Sin embargo, su vida de crimen lo había convertido en un hombre muy buscado, con una recompensa sobre su cabeza. Robert Ford, un miembro de su banda, vio en esto una oportunidad para cobrar la recompensa ofrecida por el gobernador de Missouri. Con la excusa de planificar un nuevo robo, Ford y su hermano Charlie visitaron a James en su casa. Mientras James estaba desarmado, colgando un cuadro, Ford le disparó por la espalda, asegurándose así de cobrar la recompensa.

A pesar de su muerte, Jesse James se convirtió en una leyenda. Su historia ha sido contada y recontada en decenas de películas, novelas y libros, asegurando su lugar en la mitología del Lejano Oeste. La casa donde fue asesinado es hoy un museo, atractivo turístico en Saint Joseph, Misuri5. Su lápida en el cementerio Mount Olivet de Kearney, Misuri, lleva un epitafio que refleja el sentimiento de traición que rodea su muerte: «En memoria de mi hijo amado, asesinado por un traidor y un cobarde cuyo nombre no merece figurar aquí».

En resumen, el asesinato de Jesse James el 3 de abril de 1882 no solo marcó el final de una vida de crimen, sino que también dio inicio a una leyenda que perdura hasta hoy. Su historia sigue fascinando al público y sigue siendo un tema recurrente en la cultura popular.

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