En la escena política argentina, la derecha ha adoptado una estrategia cada vez más visible y efectiva para influir en el debate público: el uso de redes sociales para difundir información falsa y crear un clima de confrontación.
Esta táctica no solo se limita a sus propios perfiles, sino que también se extiende a la infiltración en grupos y conversaciones ajenos para generar interacciones y polarización.
La desinformación, o «fake news,» ha sido una herramienta política desde hace décadas, pero su alcance y eficacia han aumentado significativamente con la expansión de las redes sociales. En Argentina, como en otros países, las campañas de desinformación pueden tener efectos profundos sobre la democracia, erosionando la confianza en las instituciones y afectando la equidad en la competencia política.
Las redes sociales facilitan la creación de «burbujas» donde los usuarios tienden a interactuar solo con aquellos que comparten sus opiniones, reforzando sus posiciones y enfrentándolos a quienes no participan de esa comunidad. Esto conduce a un aumento en la polarización y la intolerancia política.
La derecha argentina ha adoptado una estrategia de infiltración en grupos y conversaciones en redes sociales para generar interacciones y tensiones. Esto no solo incluye la creación de perfiles truchos, sino también la participación activa en discusiones para instalar narrativas favorables y desacreditar a los opositores.
La difusión de noticias falsas y la creación de un clima de confrontación pueden tener consecuencias significativas en el debate político. Afectan la integridad del discurso público, contribuyen a la polarización y erosionan la confianza en las instituciones democráticas.
En Argentina, durante las elecciones presidenciales de 2019, se identificaron contenidos falsos que atacaban a adversarios políticos y cuestionaban la integridad de las instituciones electorales. Estos ejemplos ilustran cómo la desinformación se utiliza para influir en el resultado electoral y en la percepción pública.
Para combatir la desinformación, Argentina ha implementado acciones que involucran a múltiples actores, incluyendo un Compromiso Ético Digital firmado durante la campaña electoral de 2019. Sin embargo, el desafío persiste, ya que la desinformación requiere un esfuerzo continuo para ser identificada y contrarrestada.
En resumen, la derecha argentina ha adoptado una estrategia efectiva de desinformación y confrontación en las redes sociales, lo que plantea desafíos significativos para la democracia y el debate público. La respuesta a esta estrategia requiere un compromiso colectivo para preservar la integridad de la información y promover un discurso público más honesto y respetuoso.