PATENTAN OTRO DISPOSITIVO MÉDICO CREADO POR INVESTIGADORES DE LA UNTREF
27 Feb, 2025
Se trata de una Válvula Venturi de Flujo Variable para máscaras de oxígeno que fue desarrollado durante la pandemia de COVID-19.
El Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) aprobó la patente Válvula Venturi de Flujo Variable, una invención desarrollada por investigadores de la Universidad Nacional Tres de Febrero (UNTREF) junto con especialistas de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). La misma fue utilizada en la atención hospitalaria de pacientes contagiados de COVID y es la segunda patente que logran los investigadores nucleados en el equipo AEROMAT (Aerogeneradores y Materiales). La primera fue el “Dispositivo de inspección de la vía aérea superior y de asistencia para intubación endotraqueal”, invento que permitió mejorar la asistencia a pacientes intubados.
“En el marco de la pandemia, la Universidad, a través de AEROMAT, comenzó a trabajar en el armado de dispositivos médicos. Debido a la falta de recursos para atender a los enfermos de COVID iniciamos distintos desarrollos junto a la CNEA”, explicó el director del equipo y docente de la UNTREF, Lucio Ponzoni. La Válvula Venturi, señaló, se emplea en diversos dispositivos médicos, como respiradores hospitalarios, y permite regular el oxígeno de forma segura y precisa.
“Es un dispositivo para suministrar oxígeno al paciente que padece insuficiencia respiratoria e hipoxia”, sostuvo el investigador. Su diseño requiere cumplir con estrictos estándares de seguridad, confiabilidad y compatibilidad, por lo que su desarrollo implicó la colaboración de expertos en medicina, ingeniería, materiales y nuevas tecnologías. “Esta Válvula –que fue elaborada en un mes y medio- tiene la particularidad de ser de flujo variable, es decir que fue especialmente diseñada para entregar una determinada cantidad de oxígeno, dependiendo de la necesidad particular de cada paciente”, indicó Ponzoni. También remarcó que fue creada con insumos nacionales y con materiales biodegradables y reciclables.

Financiada por el entonces Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación (MINCYT) y considerada por este organismo como “proyecto prioritario a nivel nacional” dada la emergencia sanitaria producto del COVID-19, la iniciativa continúa siendo fundamental a casi cinco años de la pandemia. “Hoy sigue siendo una invención crucial. Hasta diría que representa el ABC en la atención a un paciente con insuficiencia respiratoria. Sin esto, el paciente puede empeorar y requerir intubación, una etapa mucho más crítica en su intervención médica”, dijo el docente de la Universidad.
Los primeros prototipos fueron fabricados mediante impresión 3D con materiales biodegradables que se consiguen fácilmente en el país, como el PLA (ácido poliláctico), y que ya fueron probados con éxito en algunos hospitales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires.
Para obtener la patente –que es 50% de la UNTREF y 50% de la CNEA durante 20 años- fue indispensable el trabajo realizado por la Oficina de Vigilancia Tecnológica y Propiedad Intelectual, espacio que depende de la Secretaría de Investigación y Desarrollo (SID) de la Universidad. Dirigida por Marcela Ricosta, esta oficina analiza la patentabilidad de los resultados de la investigación, evaluando el grado de novedad, la altura inventiva y la aplicación industrial, condición de toda patente. Además, realiza no solo la escritura de solicitud sino, también, las gestiones ante el INPI durante todo el proceso. A ella acuden todos aquellos docentes investigadores que quieren proteger los resultados de sus investigaciones mediante cualquiera de los institutos de propiedad intelectual vigentes en la Argentina y los que tuvieron una iniciativa y desean saber en qué medida dicha propuesta ya fue elaborada en otras instituciones, qué resultados obtuvo, cuál fue el proceso mediante el que se llevó a cabo, qué bibliografía abarca ese tema y qué posibilidades concretas de ejecutarla existen.
