PARADOR PARA PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE EN TRES DE FEBRERO: UNA PROMESA OFICIAL QUE SIGUE EN LA SOMBRA

Foto InfoPBA

En 2020, la Municipalidad de Tres de Febrero anunció con cierto énfasis la creación de un parador nocturno para personas en situación de calle, ubicado en Villa Bosch, que ofrecería alojamiento, comida y atención integral a quienes más lo necesitan.

La iniciativa, enmarcada en el “Operativo Frío”, prometía no solo un refugio contra las bajas temperaturas, sino también un acompañamiento social para la reinserción familiar y laboral de las personas atendidas.

Sin embargo, cinco años después, esa promesa oficial parece haberse diluido en un discurso vacío y poco transparente. A pesar de que el parador comenzó a funcionar en agosto de 2021, la municipalidad nunca especificó con claridad la dirección exacta del lugar ni difundió imágenes o informes detallados sobre su funcionamiento. Esta falta de información ha generado desconcierto y escepticismo entre los vecinos y vecinas del distrito, quienes aún desconocen si el parador realmente está operativo o si cumple con la capacidad y calidad de atención anunciadas.

El parador, que según la información oficial tiene capacidad para solo diez personas y funciona de 20 a 8 horas, no permite el ingreso espontáneo, sino que depende de un trabajo previo del equipo de la Secretaría de Salud y Desarrollo Humano para contactar a los potenciales usuarios. Esta modalidad, aunque pensada para un acompañamiento integral, también puede limitar el acceso real de quienes se encuentran en situación de calle, especialmente si no son detectados o no cuentan con redes familiares que puedan ser contactadas.

Además, la escasa capacidad del parador resulta insuficiente frente al creciente número de personas sin techo en el distrito, una problemática que, lejos de disminuir, se ha agravado en los últimos años por la crisis económica y social. Mientras tanto, el “Operativo Frío” que acompaña esta iniciativa se limita a repartir kits de abrigo y alimentos, pero no ofrece soluciones estructurales ni amplias para la emergencia habitacional.

La ausencia de datos concretos, la falta de transparencia y la limitada escala del dispositivo reflejan un enfoque asistencialista y poco ambicioso, que no se condice con la gravedad de la problemática. El parador de Tres de Febrero, que en principio parecía una medida positiva, terminó siendo un símbolo del discurso oficialista de la gestión Valenzuela, más preocupado por la imagen que por resultados tangibles y visibles para la comunidad.

En definitiva, la política pública para personas en situación de calle en Tres de Febrero sigue siendo un terreno poco claro y poco accesible, donde las promesas quedan en el aire y las personas en situación de vulnerabilidad continúan invisibilizadas.

Esta crítica se basa en la constatación de que, aunque el parador existe formalmente y se menciona en comunicados oficiales, la falta de información pública concreta y la escasa capacidad del servicio generan dudas sobre su impacto real y su accesibilidad para quienes lo necesitan.

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