Donald Sutherland murió a los 88 años en Miami. La noticia la anunció su hijo Kiefer Sutherland, que ha continuado el linaje iniciado por uno de los actores más aclamados de su generación.

“Con el corazón encogido anuncio la muerte de mi padre”, escribió Kiefer en X, junto a una foto de pequeño con el actor, que nunca fue nominado al Oscar si bien recibió una estatuilla por su trayectoria e 2017.

Kiefer Sutherland trazó en su mensaje un breve obituario que combina el amor fillial con la admriración por el talento de un artista: “Personalmente me parece uno de los actores más importantes de la historia del cine. Nunca lo amilanó un papel, bueno, malo o feo. Amaba lo que hacía e hizo lo que amaba, y nunca se puede pedir más que eso. Una vida bien vivida”.

Por su parte, el representante del actor dijo a The Hollywood Reporter que la muerte del protagonista de Gente como uno tuvo lugar tras una larga enfermedad.

De Canadá al mundo

Sutherland nació en New Brunswick, Canadá, el 17 de julio de 1935. Estudió ingeniería y arte dramático en su país natal ates de seguir su formación en Londres. Actuó en teatro en Escocia y se lo vio en televisión antes de pasar al cine, donde actuó, en sus primeros papeles, junto a Chistopher Lee en films de terror como El castillo de los muertos vivos, su debut en la pantalla grande, en 1964. Allí fue dirigido por Warren Kiefer, en honor de quien llamó Kiefer a su hijo, nacido en 1966.

Sutherland comenzó a llamar la atención en 1967 como uno de Los doce del patíbulo de Robert Aldrich, uno de los clásicos del cine de la Segunda Guerra. Tres años más tarde fue un soldado con aires de hippie en Los héroes de Kelly, otro film bélico, junto con Clint Eastwood, que tres décadas más tarde lo dirigiría en Cowboys del espacio.

El comienzo de los 70 fue promisorio. Sutherland protagonizó MASH de Robert Altman y al año siguiente tuvo el rol central en Klute, película que protagonizó junto con Jane Fonda, su pareja de entonces. Fonda ganó el Oscar por Klute, en su etapa de mayor politización durante la guerra de Vietnam. Sutherland, de ideas progresistas (su exsuegro fue Tommy Douglas, el padre de la universalización del sistema de salud en Canadá), acompañó a Fonda en su militancia bélica, lo cual derivó en que fuera espiado por la CIA, según se reveló en documentos desclasificados en 2017.

De hecho, Sutherland integró en 1971 el elenco de Johnny tomó su fusil, basada en la novela antibélica de Dalton Trumbo, emblema de la Lista Negra en el Hollywood de los 40. La versión fílmica fue la única película que dirigió Trumbo.

En 1973 llegó una de las películas más aclamadas de la filmografía de Sutherland: Venecia rojo shocking de Nicolas Roeg (por quien llamó Roeg a uno de sus hijos con su esposa Francine Racette), basada en un cuento de Daphne du Maurier (la autora de Rebeca y Los pájaros). Sutherland y Julie Christie ofrecieron una imagen fantasmagórica de Venecia, además de una de las escenas de sexo más comentadas de la historia del cine, al punto tal que se llegó a decir que era real.

Después de actuar en El día de la langosta (su pesonaje lleva un nombre de fama universal pero por un dibujo animadoi posterior: Homer Simpson), Sutherland se codeó en 1976 con dos directores italianos. Fue el rostro del célebre libertino Giacomo Casanova en la particular biopic que le dedicó Federico Fellini; y personificó a un tenebroso  y ascendente fascista en Novecento de Bernardo Bertolucci.

En 1978 protagonizó El gran robo al tren con Sean Connery y la remake de La invasión de los usurpadores de cuerpos que, despojada del metamensaje sobre la fiebre anticomunista de la versión original de 1956, quedó como un clásico con vida propia en el cine de ciencia-ficción.

1980 fue el año de Gente como uno, el debut como director de Robert Redford. La película fue la gran triunfadora de los Oscars, pero Sutherland no fue candidato, en la que quizás haya sido la gran omisión en una carrera sin ese halago hasta el premio honorario. Para la historia quedó la escena en la que se rompe el matrimonio con Mary Tyler Moore. Redford no quedó conforme y, semanas después de terminado el rodaje, llamó a Sutherland para filmar de vuelta la escena con planos cortos y medios a los que se intercalaron las imágenes de Tyler Moore. El director leyó las líneas de la actriz en el rodaje adicional de lo que significó la escena más conmovedora de la película.

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