MURIÓ CARLOS BLAQUIER, LA PATA CIVÍL DE LA DICTADURA
Acusado de los crímenes de la “Noche el Apagón”, Carlos Blaquier murió sin haber sido juzgado.
El presidente de la azucarera Ledesma fue ligado al operativo ilegal en Jujuy, en julio de 1976, en el que se estima hubo unas 400 personas secuestradas, de las cuales 55 aún continúan desaparecidas. Por qué no fue condenado.
El empresario falleció “impune” según la organización H.I.J.O.S., que lo acusó de haber sido “partícipe del terrorismo de Estado” en la dictadura. El grupo de derechos humanos dijo que Blaquier murió “sin condena judicial” porque fue “beneficiado sistemáticamente por la corporación judicial”.
El multimillonario fue procesado, acusado de haber prestado camionetas de su empresa a las fuerzas de seguridad en 1976 para la detención ilegal de personas, y de haber cortado la energía eléctrica en la llamada “Noche del Apagón”, durante la dictadura.
El juez dijo que el acusado y el exadministrador de Ledesma Alberto Lemos facilitaron camionetas de la empresa para que los secuestrados fueran trasladados a dependencias policiales y al centro clandestino de detención de Guerrero en un procedimiento ilegal, que tuvo lugar las noches del 20 al 27 de julio de 1976.
El hecho terminó con los secuestros de trabajadores de la empresa Ledesma, vecinos y referentes sindicales en las localidades jujeñas de Libertador General San Martín, Calilegua y El Talar, en Jujuy.
En un informe oficial sobre la responsabilidad empresarial en la dictadura publicado en 2015, se señaló a Ledesma SAAI como colaboradora activa y partícipe de la planificación de hechos represivos.
“Numerosos testimonios y documentos enseñan las formas de cómo directivos y altos empleados de Ledesma SAAI se involucraron en los secuestros de los trabajadores, algunos de los cuales se produjeron en la misma fábrica”, dice el informe publicado en la web de la secretaría de Derechos Humanos.
“La participación de la empresa en una logística informativa ilegal, de carácter persecutorio, los estrechos vínculos de los directivos, incluido el dueño Pedro Blaquier, con los agentes de la represión, el rol clave de exmilitares como funcionarios privados, entre otros elementos, iluminan la responsabilidad empresarial en los crímenes de lesa humanidad”, reza el documento.
Y agrega: “El caso de Ledesma se caracteriza por el poder económico que la empresa supo consolidar a través de la constante incorporación de tierras a su patrimonio; las diversas leyes azucareras dictadas durante los distintos gobiernos militares que la fueron la beneficiando y el sistemático incumplimiento de las leyes nacionales y provinciales que otorgaban derechos a los trabajadores, lo que determinó, aún durante períodos de crisis económica, un sostenido crecimiento de sus utilidades y ganancias”.
(Con información de Perfil)