El 2 de diciembre de 1956, el yate Granma llegó a las costas de Cuba con 82 expedicionarios liderados por Fidel Castro, marcando el inicio de la etapa final de la lucha armada contra la dictadura de Fulgencio Batista.
La embarcación había partido desde México y entre sus tripulantes se encontraban figuras clave como Ernesto «Che» Guevara, Raúl Castro y Camilo Cienfuegos, quienes serían protagonistas fundamentales en la Revolución Cubana. El desembarco se produjo cerca de la playa Las Coloradas, en el sur de la provincia de Oriente, aunque el yate encalló en un mangle cercano, lo que obligó a realizar el desembarco en condiciones difíciles.
Esta operación, que parecía una hazaña temeraria, fue preparada con el objetivo de iniciar la guerrilla en la Sierra Maestra. La aceleración sufrió retrasos y pérdidas, incluido el vigía Roque que cayó al mar durante la travesía, y enfrentó grandes dificultades en sus primeros días. Sin embargo, la llegada del Granma quedó inscripta como un símbolo de resistencia y determinación contra la opresión, y permitió el reagrupamiento de los revolucionarios para continuar la lucha que culminaría con la caída del régimen batistiano en 1959.
El desembarco del Granma se celebra como un acto fundacional de la Revolución Cubana, dejando un legado histórico que inspiró movimientos revolucionarios en toda América Latina. El yate mismo se conserva hoy como un monumento histórico en La Habana, recordando ese momento crucial de cambio para la isla.
Con AFP.