LE «MENOR INFLACIÓN» DE VALENZUELA: UNA CELEBRACIÓN QUE OCULTA LA REALIDAD SALARIAL

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El intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, celebró en su cuenta de X (antes Twitter) que la inflación interanual es la menor en cuatro años y destacó la salida del cepo cambiario como un logro del gobierno nacional de Javier Milei. Sin embargo, esta celebración merece un análisis más profundo, porque detrás de estos números hay una realidad mucho menos talentosa para los trabajadores argentinos.

Inflación y salarios: una brecha que no se cierra

Es cierto que la inflación interanual ha mostrado una desaceleración respecto a años anteriores, pero no podemos perder de vista que los salarios están prácticamente congelados. El gobierno nacional ha decidido no homologar paritarias con aumentos superiores al 1% mensual. En términos prácticos, esto significa que los ingresos de los trabajadores no sólo no crecen, sino que continúan perdiendo poder adquisitivo frente a la inflación real.

Mientras los precios de productos y servicios esenciales -como las prepagas y las obras sociales- aumentan a la par o incluso por encima del índice inflacionario, los salarios no logran mantenerse a la altura. Esto genera una erosión constante en el bienestar de las familias argentinas, que ven cómo su capacidad para cubrir necesidades básicas se reduce día a día.

La salida del cepo: ¿un alivio para quién?

La eliminación del cepo cambiario es presentación por Valenzuela como un logro, y en cierto sentido puede serlo para ciertos sectores económicos y financieros. Sin embargo, para el ciudadano común, la liberación del mercado cambiario puede traducirse en mayor volatilidad y presión sobre los precios, especialmente en un contexto donde el salario no acompaña.

Celebrar una menor inflación interanual sin considerar el congelamiento salarial y el impacto en el bolsillo de los trabajadores es una visión incompleta y poco empática. La verdadera medida del éxito económico debería ser cómo mejorar la calidad de vida de la mayoría, no sólo indicadores macroeconómicos que, aunque importantes, no reflejan la realidad cotidiana de millones de argentinos.

Es necesario que las autoridades reconozcan esta brecha y trabajen en políticas que permitan una recuperación salarial real, para que la desaceleración inflacionaria no sea sólo un dato estadístico, sino un alivio tangible para las familias.

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