El peronismo histórico, fundado en la doctrina de la Tercera Posición de Juan Domingo Perón, rechazó el alineamiento con el capitalismo yankee o el marxismo soviético, promoviendo una «Comunidad Organizada» autónoma y soberana que priorizaba al hombre y la industria nacional. Esta filosofía, enunciada en los años 40, buscaba una Argentina pujante con autos y barcos nacionales, fuera de las lógicas imperiales.
Desviaciones en Gobiernos Recientes
Los primeros gobiernos kirchneristas (2003-2015) evocaron ese «Ni yankis, ni marxistas» con tensiones discursivas hacia EE.UU. y un giro pragmático hacia China como socio económico clave, vía swaps y visitas bilaterales. Sin embargo, posteriores gestiones justicialistas profundizaron la dependencia china, relegando a EE.UU., lo que rompió con la equidistancia peronista original de no alineamiento total.
Contexto Latinoamericano Actual
En 2025, bajo el segundo mandato de Donald Trump, América Latina ve un realineamiento hacia EE.UU., con aliados como El Salvador, Ecuador, Argentina de Milei y Bolivia, mientras Brasil, México y Uruguay mantienen reservas. Esta dinámica revive temores de «patio trasero» yanqui o un nuevo Plan Cóndor, contrastando con la Tercera Posición que Perón impulsó en no alineados como la India o Egipto.
Recuperar la Soberanía Industrial
Derrotar a Milei, que entrega recursos y hambrea al pueblo, exige más: romper sumisiones a EE.UU. o China para revivir la industria local fuerte del peronismo clásico. Retomar la Tercera Posición no es nostalgia, sino estrategia para una Argentina bicontinental, integradora y productiva, como Perón soñó con unidad sudamericana.