En un contexto de ajuste presupuestario a nivel nacional, la provincia de Buenos Aires mantiene su compromiso con el sector científico-tecnológico.
El jefe de gabinete provincial, Carlos Bianco, destacó recientemente: «En la Provincia seguimos apoyando a la ciencia y la tecnología, un sector clave para el desarrollo de nuestra sociedad. Lo hacemos para promover la ciencia y la tecnología y analizamos la crítica situación que atraviesa la actividad debido a la política de ajuste del gobierno de Milei».
Este enfoque se materializa en iniciativas como el Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires (FITBA), que en su tercera etapa destinó $1.700 millones para proyectos vinculados a biotecnología, inteligencia artificial, transición energética y tecnología alimentaria. Entre los adjudicados figura el prototipo de línea de producción para flores de Cannabis Sativa L. de la UTN La Plata, un ejemplo de articulación entre universidades, pymes y cooperativas.
Mientras Buenos Aires duplica la cantidad de propuestas FITBA respecto a ediciones anteriores (68 proyectos en 33 distritos), el gobierno de Javier Milei implementa recortes que redujeron la inversión en ciencia y tecnología al 0,2% del PBI, nivel equivalente al de 2002. El ajuste incluye cancelación de becas, despidos en instituciones como el Conicet y congelamiento de subsidios ya aprobados.
La crisis nacional genera despidos, migración de investigadores y dificultades operativas: «Muchos compañeros empiezan a pensar en otros destinos o formas de sostenerse económicamente», señala Manolo Sueiro, trabajador del Conicet. En contraste, la provincia prioriza la articulación intersectorial, con proyectos que involucran a 29 instituciones y organizaciones sociales, buscando evitar la fuga de talentos.
La provincia enfatiza que la ciencia no es un gasto, sino un motor estratégico. Como señala el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), «en un mundo donde el conocimiento es poder, la ciencia es soberanía». Mientras el gobierno nacional desfinancia programas emblemáticos como el reactor CAREM, Buenos Aires apuesta a mantener capacidades tecnológicas que fortalezcan su tejido productivo y social.
Este contraste refleja dos visiones: una que prioriza el ajuste fiscal y otra que entiende la innovación como eje de desarrollo. La apuesta de Kicillof, respaldada por Bianco, busca consolidar a Buenos Aires como un polo de crecimiento basado en conocimiento, evitando que la crisis nacional ahogue un sector vital para el futuro del país.