El intendente Diego Valenzuela afirmó que no se debería aprobar un presupuesto con déficit fiscal ni con un endeudamiento excesivo, y acusó al gobernador de enfrentar una interna con La Cámpora que afecta la aprobación del presupuesto bonaerense y la ejecución de obras en los municipios.
Sin embargo, es importante contextualizar que tanto el gobierno nacional de Javier Milei como el de Mauricio Macri han sido de los que más se han endeudado en los últimos años, y gran parte de esos fondos se fugaron. Por su parte, el presupuesto bonaerense enfrenta dificultades no tanto por internas, sino porque el PRO y la alianza que representa a Valenzuela se oponen a que el gobernador Axel Kicillof pueda endeudarse, a pesar de que la provincia lo necesita para financiar obras, ya que la Nación no está entregando la coparticipación que corresponde a Buenos Aires.
En cuanto al endeudamiento, por ejemplo, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, bajo Jorge Macri, emitió deuda por 600 millones de dólares a una tasa baja, teniendo el menor nivel de endeudamiento en 12 años, lo que muestra que aunque se habla de no endeudarse o de restricciones fiscales, hay un respaldo importante a estos instrumentos para financiar la gestión. En contraste, el presupuesto de la provincia enfrenta bloqueos para autorizar el endeudamiento por parte de los bloques opositores que denuncian falta de diálogo y buscan que sea un proyecto con mayor transparencia y fondos específicos para los municipios.
Esta situación refleja una doble vara política: mientras los gobiernos nacionales y porteños del PRO y aliados han aplicado una política activa de endeudamiento, critican al gobernador bonaerense por intentar endeudarse en un contexto difícil, motivado justamente por la retención o demora en los fondos nacionales para la provincia, afectando así la gestión municipal y provincial.
Esta doble vara tiene como núcleo la disputa política y la negociación presupuestaria, donde el discurso de la austeridad y de no aprobar déficits contrasta con la práctica de tomar deuda cuando se gestionan administraciones afines, pero se bloquea cuando lo hace una administración opositora como la de Kicillof. Además, el escenario presupuestario bonaerense está condicionado por factores externos, como la falta de entrega de coparticipación nacional, que limita la capacidad de inversión provincial y municipal.
Esta dinámica merece un análisis crítico destacando el contraste entre discursos y acciones respecto al endeudamiento y la gestión presupuestaria, y cómo esa situación repercute en la capacidad de los municipios de Buenos Aires para hacer obras y gestionar servicios, algo fundamental para la gobernabilidad local y la calidad de vida de la población.