En 1772, una erupción volcánica del Monte Papandayan, en la isla de Java, provocó el colapso de su flanco noreste, arrasando 40 pueblos y causando la muerte de cerca de 3.000 personas.
Esta catástrofe natural cambió la morfología del volcán, dividiéndolo en dos picos y dejando una enorme cicatriz visible al día de hoy. La tragedia fue uno de los peores desastres volcánicos de Indonesia en esa época.