LA CARNE EN ARGENTINA: DE PROTAGONISTA A LUJO INACCESIBLE

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La caída en el consumo de carne en Argentina se profundiza a pesar de la recuperación económica que el gobierno nacional presenta como una realidad. En 2025, el precio de la carne vacuna ha superado aumentos del 8%, tornando cada vez más difícil para muchas familias incluirla regularmente en su dieta. Esta situación no es una “campaña del miedo”, como se escuchaba en discursos anteriores, sino un fenómeno claro reflejado en las estadísticas.

Si bien el consumo promedio de carne vacuna mostró una leve recuperación después de una fuerte caída en 2024, el acceso sigue siendo problemático. Según datos recientes, el consumo per cápita ronda los 49,6 kg en carne vacuna, 45,5 kg en pollo y 17,7 kg en cerdo. La venta de pollo y cerdo aumentó, pero no lo suficiente como para compensar el descenso en el consumo de carne de vaca.

Los precios altos –por encima del 8%– han transformado el consumo de carne en un lujo para muchos hogares. Este contraste es visible entre la realidad cotidiana de los argentinos y el discurso oficial que apunta a una economía en recuperación. Para una gran parte de la población, reducir el consumo o cambiar sus hábitos proteicos ya no es una elección, sino una necesidad.

Esta compleja realidad socioeconómica muestra que el acceso a un producto tan emblemático como el asado argentino está cada vez más restringido, evidenciando cómo la crisis afecta concretamente la vida diaria. La carne, símbolo de la dieta argentina, se vuelve una variable sensible del poder adquisitivo y un indicador del impacto de la inflación y las políticas económicas vigentes.

Este panorama invita a repensar el enfoque sobre la economía y el consumo interno, subrayando que la recuperación económica debe traducirse en una mejora tangible en el acceso de la población a productos esenciales como la carne.

 

Con NA.

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