Un 14 de noviembre de 1989, la ciudad española de Málaga sufrió inundaciones graves provocadas por lluvias intensas y prolongadas.
Este desastre natural causó la muerte de varias personas y daños materiales cuantiosos, afectados tanto a la población como a la infraestructura urbana. Las inundaciones destacaron la necesidad urgente de implementar medidas de prevención, planificación urbana y sistemas de alerta meteorológicos adecuados para mitigar futuros riesgos.