INCIDENTES EN INDEPENDIENTE: DENUNCIAS, ACUSACIONES CRUZADAS Y UN BOCHORNO QUE MANCHA LA COPA SUDAMERICANA

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En una jornada lamentable para el fútbol sudamericano y particularmente para el club Independiente, los incidentes que ocurrieron durante el partido entre el Rojo y la U de Chile en el estadio Libertadores de América dejaron secuelas muy graves, tanto dentro como fuera de la cancha.

Hinchas de Independiente denunciaron con preocupación y dolor que durante los enfrentamientos “hubo palazos a mujeres ya chicos”, y que además “liberaron la Sur Alta”, sector donde tradicionalmente se reúnen los seguidores más fervientes del club. Estos testimonios de los propios simpatizantes del Rojo reflejan el nivel de violencia y descontrol en el estadio.

La situación se agravó con una “guerra” de acusación en redes sociales entre ambas parcialidades, cada una responsabilizando a la otra de haber iniciado los conflictos que culminaron en verdaderos episodios de violencia. Sin embargo, lo que más preocupa es que el enfrentamiento se desató en un contexto de evidente falta de control y de respuesta tardía de las autoridades.

Es unánime la crítica hacia la demora policial en actuar y la lentitud de la Conmebol para tomar una decisión sobre la continuidad del encuentro, lo que ha generado sospechas y gran malestar. La postergación o suspensión temprana del partido habría evitado que el bochorno llegara a tales niveles.

Por ahora, parece que nadie asumirá la responsabilidad por el caos que se instaló en la Libertadores de América. Ni Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, ni Néstor Grindetti, intendente de Avellaneda, han dado la cara por lo sucedido, dejando un vacío de liderazgo en un momento clave.

El episodio no solo mancha la imagen de la Copa Sudamericana sino también la trayectoria de un club histórico como Independiente, que desde hace tiempo viene sufriendo la falta de gestión adecuada en su dirigencia. Si no se toman medidas urgentes, la situación podría descontrolarse aún más.

Cabe señalar que la violencia está extendiendo la mala fama del club a casi todo Chile, donde ahora se le asocia con actos de extrema violencia por culpa de un grupo reducido de barras bravas que entraron al estadio cuando la mayoría de los hinchas visitantes ya se retiraban.

La policía de la Ciudad de Buenos Aires intervino y detuvo a cerca de 300 hinchas visitantes, intentando frenar el desmadre total. Sin embargo, la preocupación crece entre los aficionados, que temen que tras estos hechos “paguen justos por pecadores”.

El llamado urgente es a la reflexión ya la acción responsable para que hechos como estos no se repitan nunca más. El fútbol debe ser un espacio de encuentro y pasión, no de violencia y descontrol.

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