GOBIERNO DE MILEI: AJUSTE BRUTAL Y LA CRISIS QUE NO ES UN ESFUERZO REAL

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El gobierno nacional de Javier Milei implementó un plan económico que ha generado un ajuste fiscal muy fuerte, con recortes significativos en el gasto público y una reducción del déficit fiscal, lo que ha logrado bajar la inflación de niveles altísimos (211% anual en 2023) a alrededor del 44-45% a mediados de 2025.

Sin embargo, esta política de ajuste implica una caída abrupta en el consumo masivo, pérdida de empleos en la industria y construcción, y un aumento de la presión sobre la clase media por el aumento de costos en educación privada y salud, así como la eliminación de subsidios a servicios básicos. Esto ha llevado a una crisis social que se refleja en la falta de acceso y dificultades en sectores sensibles como discapacidad, medicamentos oncológicos y alimentación.

Respecto al relato de la historia económica argentina y las afirmaciones del gobierno de Milei sobre un ciclo de «100 años de decadencia», es cierto que Argentina nunca fue potencia industrial mundial, sino que durante mucho tiempo fue una economía basada en la exportación de materias primas con baja industrialización y muy escasa protección a los derechos laborales en sus orígenes. El primer período de Juan Domingo Perón en la segunda mitad de los años 40 marcó un cambio significativo, con la expansión de derechos para los trabajadores, crecimiento de la industria y educación pública gratuita y de calidad, apuntando a la independencia económica del país. Este modelo fue interrumpido con el golpe de 1955 que derrocó a Perón.

Posteriormente, durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015), conocidos como la «década ganada» por algunos sectores, el país logró cierto crecimiento económico y reducción de la pobreza aprovechando un boom de commodities, políticas de incremento del gasto social y la intervención estatal en ciertos sectores, aunque también enfrentó críticas por corrupción y sostenibilidad económica. No obstante, ese período logró revertir en parte la crisis económica y social que precedió a su llegada.

En conclusión, la narrativa del gobierno actual que presenta el ajuste como un «esfuerzo» para terminar con la decadencia omite que el proceso económico y social argentino es complejo y con altibajos. La reducción inflacionaria y el orden fiscal vienen acompañadas de una fuerte crisis social y pérdida de derechos y servicios en sectores vulnerables, lo que genera profundos cuestionamientos sobre si ese «esfuerzo» verdaderamente vale la pena para la mayoría de la población. Además, la Argentina no fue nunca una gran potencia industrial sino un país con ciclos de industrialización y desindustrialización, señas que deben tenerse en cuenta para contar la historia con fidelidad.

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