El 14 de diciembre de 2004, Venezuela y Cuba anunciaron en La Habana la creación de la Alianza Bolivariana para Nuestra América (ALBA), concebida como alternativa a los proyectos de libre comercio impulsados por Estados Unidos.
El acuerdo inicial se basó en la cooperación energética, médica y educativa, y con los años se ampliaría a otros países de América Latina y el Caribe.
Aquella firma del 14 de diciembre consolidó un espacio de integración marcado por una fuerte impronta política e ideológica, con énfasis en la “complementariedad” y la solidaridad entre Estados. En la escena internacional, el ALBA se presentó como voz crítica frente a organismos financieros tradicionales y como plataforma de articulación en foros multilaterales.