FUERZA PATRIA TRES DE FEBRERO: EL DESAFIO DE LA UNIDAD Y LA REPRESENTACIÓN EN MEDIOS DE LA CRISIS INTERNA

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En el escenario electoral de Tres de Febrero, la fuerza política Fuerza Patria enfrenta un momento crítico que pondrá a prueba no sólo su capacidad de obtener un caudal de votos importante para Gabriel Katopodis, sino también su habilidad para consolidar una representación significativa en el Concejo Deliberante.

La apuesta es clara: conseguir al menos tres concejales y fortalecer la presencia del oficialismo. Sin embargo, esta meta parece hoy más esquiva por la compleja situación interna que atraviesa la lista.

El cierre de listas dejó expuestas las fracturas más profundas: la mayoría de los espacios del Movimiento Derecho al Futuro quedaron afuera, generando un fuerte malestar. A esto se suma la decepción que sienten los sectores del movimiento obrero, que no encontraron en la lista la representación que esperaban, algo que ha provocado heridas aún abiertas y dificultan la cohesión del frente.

Este descontento se ha manifestado no sólo en los dirigentes sino, sobre todo, en la base militante. En las conversaciones cotidianas, muchos referentes que se identifican con lo que llaman “el campo nacional y popular” están evaluando la posibilidad de cortar boleta o directamente abstenerse de votar por concejales y consejeros escolares de Fuerza Patria. Argumentan que “si siempre nos representan los mismos, difícilmente salga algo distinto”. Esta sensación de repetición y falta de renovación se convierte en uno de los mayores riesgos para la campaña, porque la dispersión del voto o la falta de participación pueden debilitar seriamente las chances del espacio.

Por si fuera poco, circulan rumores de un posible cambio en la lista: la candidata Lis Díaz, del movimiento Evita, podría salir y en su lugar ingresar Mercedes Contreras, considerada cercana al Katopodismo. Este movimiento, aun sin confirmarse, revela tensiones internas y disputas por el control político, así como maniobras para buscar un equilibrio entre las distintas fuerzas internas del frente.

En este difícil mapa, la figura de Juan Debandi, principal referente local y cabeza de lista, tendrá la enorme responsabilidad de unir a las partes y canalizar el descontento. Su desafío no es menor: debe contener las fracturas, presentar una propuesta clara que conecte con la base, y al mismo tiempo capitalizar la figura de Katopodis, cuya estrategia provincial se centra en la unidad del peronismo y en ofrecer una alternativa frente al crecimiento de otras fuerzas como la de Milei. La apuesta está puesta en una campaña que hable de futuro, de gestión y de obras concretas, que contenga y reanime el compromiso de los militantes y electores que aún creen en el espacio.

La situación política en Tres de Febrero es un espejo de lo que sucede en otros territorios donde las internas debilitan proyectos que deberían ser colectivos. De esta manera, la gobernabilidad local y la capacidad de realizar obras y políticas públicas que beneficien realmente a la comunidad pueden verse comprometidas si no se encuentra un punto de unidad.

Fuerza Patria, y especialmente la conducción local liderada por Debandi, tienen la obligación de demostrar que, aun en medio de tensiones y heridas internas, es posible presentar una lista competitiva, renovada y movilizadora. Solo así podrá evitar la dispersión del voto, superar la desafección de su militancia y alcanzar las bancas necesarias para que la voz del oficialismo tenga peso en el Concejo Deliberante.

El cierre de listas y la dinámica interna han trastocado la armonía que se esperaba en este proceso electoral. La pregunta que queda en el aire es si los heridos del movimiento obrero y las fuerzas que se sienten marginadas podrán encontrar su lugar en esta reconstrucción o si finalmente la lista quedará en manos de un grupo reducido, con escasa renovación y limitada capacidad para entusiasmar a la base.

Tres de Febrero necesita y merece un proyecto que represente verdaderamente la diversidad y la fuerza de su movimiento, que convoque a un acompañamiento amplio y no a fracturas internas. El desafío es grande, pero no imposible. El futuro de Fuerza Patria y la posibilidad de consolidar una gestión local con mirada colectiva dependen en buena medida de cómo se gestione esta encrucijada que atraviesan.

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