Gustave Eiffel, el ingeniero francés que transformó el horizonte urbano con obras icónicas como la Torre Eiffel y la estructura interna de la Estatua de la Libertad, falleció el 27 de diciembre de 1923 a los 91 años en su mansión de la Rue Rabelais en París.
Su muerte, ocurrida en un día invernal frío, marcó el cierre de una vida dedicada a la innovación estructural, honrada con un entierro solemne en la tumba familiar del cementerio de Levallois-Perret, donde se reunieron colegas, familia y admiradores para rendir tributo a su legado. En un París aún vibrante por la posguerra, su partida pasó casi desapercibida en los titulares, eclipsada por tensiones políticas, pero su ausencia dejó un vacío en la ingeniería mundial.
Trayectoria de un Visionario: De Dijon a la Cúpula del Mundo
Nacido Alexandre Gustave Eiffel el 15 de diciembre de 1832 en Dijon, se graduó en la École Centrale de París con formación en química, pero su pasión por la metalurgia lo llevó a diseñar puentes revolucionarios como el viaducto de Garabit en 1884 y el puente sobre el Duero en Oporto. En la década de 1880, su empresa construyó el armazón de la Estatua de la Libertad, enviada desarmada a Nueva York, demostrando maestría en estructuras de hierro prefabricadas que resistían los vientos atlánticos. La Torre Eiffel, erigida para la Exposición Universal de 1889, inicialmente criticada como «monstruosidad industrial», se construyó en solo dos años con 18.000 piezas de hierro y se convirtió en símbolo eterno de París, atrayendo hoy 7 millones de visitantes anuales.
Posteriormente, Eiffel enfrentó escándalos como el fallido Canal de Panamá, donde fue condenado por estafa aunque absuelto por falta de pruebas, lo que lo obligó a retirarse de la construcción en 1893. En sus últimos 30 años, se volcó a la ciencia: instaló laboratorios en la Torre para estudios aerodinámicos y meteorológicos, pionero en túneles de viento que influiron en los hermanos Wright y la aviación moderna.
Circunstancias de su Muerte y Honras Póstumas
Eiffel murió pacíficamente en su residencia parisina, rodeado de familia, sin enfermedad grave reportada, solo el peso de los años en un hombre activo hasta los 90. Su funeral, con todos los honores civiles, incluyó misas en iglesias locales y discursos de la Academia de Ciencias, reconociendo contribuciones en hidráulica y aerodinámica. Periódicos como Le Figaro destacaron su papel en más de 700 proyectos globales, desde estaciones en Hungría hasta observatorios en Niza.
En 2023, al cumplirse 100 años de su muerte, París revivió su memoria con exposiciones en la Torre y eventos en el ICE (Institution of Civil Engineers), subrayando su influencia en rascacielos modernos. Su mansión, hoy museo privado, conserva planos y maquetas que ilustran una era de audacia técnica.
Legado en Argentina y el Mundo Moderno
En Argentina, las obras de Eiffel inspiraron puentes como el de la Boca en Buenos Aires y el viaducto del Niágara, adaptados por ingenieros locales en la era de Sarmiento. Su enfoque en estabilidad sísmica y vientos influyó en diseños patagónicos y el Obelisco porteño indirectamente. Hoy, en 2025, con el cambio climático, sus estudios meteorológicos en la Torre guían pronósticos globales, y réplicas de su torre adornan parques en Córdoba y Mendoza.
La muerte de Eiffel simboliza el paso de la Revolución Industrial a la era científica: de puentes a aviones, su visión perdura en la Torre, iluminada anualmente el 27 de diciembre en su honor. En Notigital, esta efeméride recuerda cómo un ingeniero elevó naciones enteras.