Ernő Rubik nació el 13 de julio de 1944 en Budapest, Hungría, en el seno de una familia con fuerte influencia científica y artística: su padre era ingeniero aeronáutico y su madre, licenciada en Literatura.
Estudió arquitectura y escultura en la Universidad Técnica y la Academia de Artes Aplicadas de Budapest, donde luego se desempeñó como profesor de diseño. Su pasión por los modelos geométricos lo llevó a crear en 1974 el prototipo del que sería su invento más famoso: el Cubo de Rubik, un rompecabezas tridimensional hecho inicialmente con 27 bloques de madera.
Originalmente concebido como una herramienta didáctica para enseñar conceptos de arquitectura y álgebra, Rubik no imaginó que su creación se convertiría en un fenómeno global. Le tomó un mes resolver por primera vez su propio cubo, lo que evidenciaba la complejidad y el desafío que representaba. En 1977 solicitó la patente y comenzó a comercializarse en Hungría bajo el nombre de “Magic Cube”. En 1980, la empresa estadounidense Ideal Toy Company adquirió la licencia, rebautizándolo como “Rubik’s Cube” y lanzándolo al mercado internacional, donde se convirtió en uno de los juguetes más vendidos de todos los tiempos, con más de 100 millones de unidades oficiales y millones de imitaciones vendidas en todo el mundo.
Además del cubo, Rubik diseñó otros rompecabezas como Rubik’s Magic, Rubik’s Snake y Rubik’s Clock, ampliando su legado en el mundo de los juegos de ingenio. Más allá de su faceta como inventor, Rubik ha dedicado gran parte de su vida a promover la educación en ciencias, matemáticas y resolución de problemas a través de iniciativas como Beyond Rubik’s Cube y la Rubik Learning Initiative, buscando inspirar a las nuevas generaciones a desarrollar habilidades científicas y creativas.
Actualmente, Rubik continúa viviendo en Budapest, donde combina su trabajo como diseñador con su compromiso educativo y su rol como presidente de la Fundación Internacional Rubik, que apoya a jóvenes talentos en ingeniería y diseño. Su invención no solo revolucionó el mundo de los juguetes, sino que también se convirtió en un símbolo universal de ingenio, paciencia y perseverancia.
En resumen, Ernő Rubik es mucho más que el creador de un rompecabezas: es un arquitecto, artista y educador cuya obra ha trascendido fronteras y generaciones, dejando una huella imborrable en la cultura popular y en la forma en que millones de personas en el mundo entienden el desafío y la creatividad.