Chelsea empató 20 con el Burnley por la jornada número 30 de la Premier League, gracias al doblete de Cole Palmer de penal y los tantos de Joshua Cullen y Dara OShea.
Con Enzo Fernández de titular, los dirigidos por Mauricio Pochettino no pudieron conseguir una una victoria que les permitiera seguir remontando una temporada que se les complicó, sobre todo por jugar todo el segundo tiempo con un jugador más por la expulsión de Assignon.
Con un once titular que le costó 500 millones de euros, su casa, contra el Burnley, el penúltimo de la clasificación, incluso con superioridad numérica durante toda la segunda parte y el final de la primera, el Chelsea tampoco fue capaz de quedarse con el triunfo, nivelado dos veces por su rival, cuando jugaba con diez por una expulsión en un inexistente penal al borde del descanso.
El Chelsea quedó en evidencia. Un equipo imprevisible. Nada nuevo en sus últimos tiempos, dentro de la montaña rusa por la que se mueve en este curso. A ratos, se divierte. Otros, se asusta. Demasiados, genera pánico en sí mismo. Es un conjunto a una distancia sideral de lo que debe ser, de la inversión que ha hecho, de su historia reciente y de sus metas objetivas.
Ni Moisés Caicedo ni Enzo Fernández ni Nico Jackson ni Mudryk… Sólo Cole Palmer. Una individualidad dentro de un colectivo. El Chelsea transmite un aspecto desfigurado. No es fiable. Un problema tremendo en un equipo en rehabilitación, que aún se tambalea y sufre el desplome sufrido la pasada temporada, que no encuentra el remedio. Pochettino fue la solución a la que recurrió el pasado verano. Ocho meses después, la realidad devora a un equipo en plazas menores, undécimo en la tabla, con dos triunfos en las últimas siete fechas.
Europa es una misión imposible. Está a 16 puntos. No sólo por la distancia, sino también por su propio rendimiento. El Burnley, el penúltimo de la ‘Premier League’ inglesa, lo puso en evidencia unas cuantas veces en su duelo en Stamford Bridge. Al inicio, cuando en los primeros ocho minutos le ganó cada lance. Y después, por momentos, cuando lo empató en inferioridad numérica, por una expulsión que no debió ser de Assignon en el minuto 44.