Elon Musk se arrepintió públicamente de haber posado con la motosierra que le regaló el presidente argentino Javier Milei durante un encuentro en Estados Unidos, calificando su gesto como “insensible” y falto de empatía.
La imagen, que se viralizó rápidamente y generó controversia, fue tomada el pasado 20 de febrero en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), donde Milei entregó la motosierra como símbolo de su política de recortes fiscales y ajustes. Musk, entonces director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en la administración de Donald Trump, apareció en el escenario con el objeto, lo que fue interpretado como un respaldo a esas políticas.
Sin embargo, en los últimos días, Musk reflexionó sobre ese momento tras recibir críticas en su cuenta de X (ex Twitter). Un usuario le reprochó haber subido al escenario con la motosierra y haberse comportado “como un tonto”, sugiriendo que podría haber hecho más si no se hubiera preocupado tanto por su imagen. Musk respondió con un mea culpa: “Punto válido. Milei me dio la motosierra entre bastidores y la usé, pero, en retrospectiva, me faltó empatía”.
Este arrepentimiento marca un giro en la relación pública entre Musk y Milei, ya que la motosierra había sido hasta entonces un símbolo compartido y celebrado por ambos. La reflexión de Musk coincide además con su creciente crítica hacia la gestión del ex presidente Trump, especialmente en relación al techo de la deuda y la necesidad de reducir el despilfarro gubernamental, tema que también abordó en su hilo de publicaciones en X.
La polémica en torno a la imagen de Musk con la motosierra refleja la sensibilidad que genera la simbología del ajuste fiscal en distintos contextos políticos y sociales, y cómo un gesto que en un momento fue celebrado puede ser revisado con autocrítica en función de su impacto y percepción pública.