En medio de la escalada del conflicto por la falta de distribución de alimentos guardados en depósitos que terminó con el despido de funcionarios del Ministerio de Capital Humano, el Gobierno modificó durante toda la semana su libreto de justificaciones. Tras la revelación de que había cinco mil toneladas de comida sin repartir, primero argumentaron que eran utilizadas para “catástrofes“, luego hablaron de “comedores truchos” y, finalmente, reconocieron las irregularidades y admitieron que mientras la crisis social se agudizan estaban por vencerse miles de kilos de harina, leche en polvo y arroz.

La cara visible del show de argumentos fue, una vez más, el vocero presidencial Manuel Adorni, quien tuvo una justificación diferente para cada día durante la semana en que le consultaron acerca de por qué el gobierno no distribuía las miles de toneladas de alimentos guardados en comedores de Villa Martelli y Tucumán mientras los comedores comunitarios de todo el país denuncian que no envían comida mientras se agrava la crisis social de los sectores más carenciados.

Así, el Gobierno pasó –en menos de una semana– de acusar de esta decisión a los “comedores truchos” a decir que estaban para casos de “emergencia” y “catástrofes” para luego reconocer que había alimentos prontos a vencerse y que aún la cartera de Sandra Pettovello no diseñó el esquema de reparto, a pesar de que un fallo judicial se lo ordena.

Adornar la realidad

La primera respuesta que tuvo que dar el vocero fue el 23 de mayo, cuando se reveló que había cinco mil toneladas de comida guardadas sin repartir y a punto de vencerse. Adorni acusó a las organizaciones sociales y las responsabilizó de la falta. “Con respecto a los alimentos, no es como se menciona. Efectivamente, esos alimentos existen, tienen diferentes fechas de vencimiento. No están por vencerse”, dijo aunque después se retractó.

Pero, lo que sí dejó en claro fue su crítica a los comedores sociales: “Un buen porcentaje de comedores eran truchos, no existían o no tenían la cantidad de gente que decían tener. Por supuesto, se van a repartir. Es una obviedad. Van a llegar a la gente que le tienen que llegar. Lamentamos este esquema de comedores truchos que tuvo la administración anterior”, dijo Adorni.

Al día siguiente, el argumento fue otro. Esta vez entró en juego la palabra “emergencia”. “Efectivamente había alimentos comprados gran parte en la gestión anterior, que efectivamente tienen el destino de asistir crisis o catástrofes”. Así, el Gobierno dijo que era consciente de que estaba guardando los alimentos y no dijo nada sobre los  supuestos “comedores truchos”.

“Hay personas encargadas de que esto no ocurra (que caduquen los alimentos), y que en general son no perecederos, efectivamente venían de la gestión anterior y no se repartieron, por suerte, porque no tenían trazabilidad, varias denuncias están vinculadas a comedores no existentes, además se cambiaba el alimento comprado por otros de menor calidad. Se va a usar en los casos que haga falta”. La explicación es curiosa, ya que en diciembre el ministro Guillermo Francos había dicho que los depósitos se encontraban vacíos.

Tres días después, el 27 de mayo, la explicación de Adorni volvería a cambiar: a los supuestos comedores truchos y la exclusividad de los casos de emergencia le agregó una crítica al Poder Judicial por el fallo que le ordenó al gobierno repartir la comida y anticipó que habría una apelación. “No es una cuestión de índole judicial”, dijo. Y señaló que la comida guardada en esos depósitos no era para comedores, sino para atender “catástrofes”, que además existieron (temporal en Bahía Blanca en diciembre, inundaciones en Corrientes en el verano y en Entre Ríos, en otoño) y a donde el Ejecutivo no envió alimentos.

Pero, en la misma conferencia, agregó una nueva hipótesis sobre lo ocurrido , y reconoció que los alimentos –ahora sí– estaban para los comedores: “Por un carril van los alimentos que terminan en los comedores y sirven para asistir a los más vulnerables y por el otro, van los que tienen (otro) destino… por eso son no perecederos, porque están destinados a otro fin. Evidentemente a algunos les molesta que hayamos terminado con los intermediarios”.

Ese mismo día, la subsecretaria Legal del Ministerio de Capital Humano, Leila Gianni, sumó un curioso argumento más a la catarata de justificaciones: dijo que la mayoría de los alimentos sin repartir eran paquetes de yerba mate. Lo curioso es que la propia cartera en la que trabaja le reconoció a la Justicia otra cosa: hay 339.867 kilos de leche en polvo (3,4 millones de litros) que se vencen pronto (entre el 7 y el 30 de julio). También hay 4439 kilos de harina de maíz que duran hasta dentro de dos meses y arroz con hortalizas que ya venció en febrero último. También hay miles de kilos de puré de tomate, pasta de maní y garbanzos.

El 29 de mayo, una vez más, volvió a cambiar la respuesta: “No habrá ningún cambio en la política de distribución de alimentos. Vamos a terminar con el esquema de irregularidades en el reparto de alimentos en comedores inexistentes o comedores que mostraban una sobrecapacidad o asistentes que no era real. La política sobre eso es inalterable. Es en lo que creemos. Nadie en su sano juicio puede creer que estamos en contra de alimentar a los que menos tienen”.

Un baño verdad

Hasta llegar a la conferencia de presna de este viernes 31 de mayo, donde aseguró que el cronograma de distribución de alimentos no está definido, una justificación sorprendentemente nueva, luego de que el jueves a última hora de la tarde, el Ministerio de Capital Humano reconociera que tras una auditoría se hallaron irregularidades en la gestión de los alimentos y sus fechas de vencimiento. En ese contexto, Pettovello anunció que echaba a su subsecretario de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo de la Torre, a quien culpó por el caso.

“A raíz de una información recibida sobre el estado y fechas de vencimiento de determinados productos adquiridos por el gobierno anterior (los cuales se encuentran en los galpones de Villa Martelli y de Tafí Viejo en la provincia de Tucumán del exMinisterio de Desarrollo Social), ha llevado a cabo una auditoría y ha decidido limitar las competencias de los funcionarios y empleados responsables que, por mal desempeño de sus tareas, no han realizado un control permanente de stock y de vencimiento de mercadería. Se realizarán las investigaciones administrativas correspondientes”, dice el comunicado.

“Asimismo —anuncia el Ministerio— se pone en marcha un protocolo para la entrega inmediata de los alimentos de próximo vencimiento por medio del Ejército Argentino para garantizar una logística rápida y eficiente”. Adorni hoy no supo qué responder cuando le consultaron acerca del plan de distribución.

Lo que sí blanqueó Adorni este viernes que las fechas de vencimiento sí eran cercanas. La primera fecha de vencimiento es el 7 de julio, de un lote menor, y luego hay un lote más grande que tiene fecha de vencimiento el 30 de julio y otro el 1º de agosto. En el medio hay un vencimiento de harina el 25 de julio. Hubo una información de que de repente se nos vencían alimentos, es falso eso. Tendría que haber mucho cinismo para dejar vencer alimentos sin repartir”, dijo.

Y finalizó: “Lo cierto es que no está el cronograma de distribución. Esto va a pasar siempre que estén por vencer alimentos. Siempre fue así. Estos alimentos no se van a repartir por repartirse, son alimentos destinados a emergencias. Las asistencias alimentarias a comedores van por otro carril”.

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