En septiembre, una familia necesitó casi un millón de pesos para cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, el salario mínimo solo alcanzó a cubrir un cuarto de esa suma, evidenciando una creciente brecha entre ingresos y precios.
El salario mínimo en Argentina lleva un importante desfasaje frente a la inflación acumulada en lo que va del año. Entre enero y septiembre de 2024, el Salario Mínimo Vital y Móvil creció un 71,8%, y quedó así treinta puntos por debajo de la inflación registrada, que alcanzó el 101,6% en ese período. Este desfase implica una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores sin freno que afecta especialmente a sectores de bajos ingresos.
En la comparativa interanual, el panorama es aún más alarmante: el salario mínimo pasó de $118.000 en septiembre de 2023 a $268.056,50 en el mismo mes de 2024, lo que supone un incremento del 127%. Sin embargo, la inflación interanual fue del 209%, lo que marca una diferencia de 82 puntos porcentuales. Es decir, a pesar del aumento nominal, el salario mínimo perdió considerablemente su valor real.
La canasta básica total, que en septiembre de 2024 se ubicó en $964.620, experimentó un alza del 201,9% en comparación con el año anterior. A su vez, la canasta alimentaria subió un 189,13% en el mismo período, ascendiendo a $428.720. Actualmente, el salario mínimo solo alcanza a cubrir un 27,5% de la canasta total y un 62,2% de la alimentaria, revelando la insuficiencia del ingreso mínimo para satisfacer las necesidades de una familia tipo.

