Javier Milei protagonizó un episodio polémico en Roma en el marco del funeral del papa Francisco, que ha generado una imagen negativa a nivel internacional. Aunque finalmente encabezó la comitiva argentina y estuvo presente en la ceremonia en la Plaza de San Pedro, Milei llegó tarde y no participó del último adiós en la Basílica de San Pedro, donde ya se había cerrado el féretro.
Este retraso se suma al antecedente de sus duras críticas al papa Francisco, a quien llegó a llamar «el representante del maligno en la tierra» y un «Jesuita que promueve el comunismo», frases que generaron gran controversia y rechazo en diversos sectores. Sin embargo, en los días previos al funeral, Milei suavizó su discurso, calificando a Francisco como «el argentino más importante de la historia» y revelando que le pidió disculpas personalmente en 2024, recibiendo una respuesta conciliadora del pontífice.
La imagen que Milei difundió en sus redes sociales tras la ceremonia, posando fuera de la iglesia junto a Guillermo Francos con el lema «Viva la Libertad Carajo», fue vista como un gesto desconectado del momento histórico y solemne que se vivía en Roma, lo que contribuyó a la percepción de una mala imagen pública que se viralizó rápidamente.
En resumen, el episodio refleja una contradicción entre las críticas pasadas y el acto protocolar de despedida, junto con una actitud que muchos interpretaron como falta de respeto al contexto histórico y religioso del funeral del papa Francisco, lo que sin duda impactará en la imagen internacional de Milei y Argentina.
Según informó La Nación, «la llegada tardía de Milei y su actitud fuera de lugar en un momento tan solemne generaron críticas tanto en la prensa internacional como en sectores políticos argentinos» (La Nación, 2025).