Desde hace décadas, el liberalismo económico ha sido presentado en Argentina como una panacea capaz de resolver los males económicos del país. Sin embargo, a pesar de las promesas de crecimiento y prosperidad, los resultados obtenidos han sido, en el mejor de los casos, decepcionantes, y en el peor, devastadores para amplios sectores de la sociedad.
Uno de los pilares del liberalismo es la promesa de que un mercado libre y desregulado impulsará el crecimiento económico, beneficiando a toda la población. No obstante, la realidad argentina muestra un panorama diferente. Según datos del INDEC, en 2023 la pobreza afectaba al 39,2% de la población, con un 8,1% viviendo en condiciones de indigencia. Estos números son alarmantes en un país que supuestamente adoptó políticas liberales para reducir la pobreza y mejorar el bienestar general.
Desempleo y Precarización Laboral Otro de los grandes problemas que enfrenta Argentina es el desempleo y la precarización laboral. Las políticas liberales, que promueven la flexibilización del mercado laboral, han resultado en un aumento del trabajo informal y precario. Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), en 2022, el 35% de los trabajadores se encontraban en la informalidad. Esta precarización del empleo no solo afecta la calidad de vida de los trabajadores, sino que también debilita el sistema de seguridad social.
Las políticas de desregulación y privatización impulsadas por gobiernos de corte liberal han favorecido, en muchos casos, la concentración de la riqueza en unas pocas manos. El sector financiero y las grandes empresas han sido los principales beneficiarios de estas políticas, mientras que las pequeñas y medianas empresas (pymes) y los trabajadores han visto empeorar sus condiciones. Un informe de Oxfam de 2021 reveló que el 1% más rico de la población argentina posee el 27,3% de la riqueza nacional, una cifra que pone en evidencia la creciente desigualdad.
El liberalismo también ha promovido el endeudamiento externo como una herramienta para financiar el desarrollo. Sin embargo, esta estrategia ha conducido al país a una situación de endeudamiento insostenible. La administración de Mauricio Macri, un firme defensor de las políticas liberales, incrementó significativamente la deuda externa, alcanzando niveles históricos. En 2020, la deuda externa bruta del país representaba aproximadamente el 90% del PIB, generando una carga financiera que limita la capacidad del Estado para invertir en áreas esenciales como la salud, la educación y la infraestructura.
Las políticas de apertura comercial y desregulación han tenido un impacto negativo en la industria nacional. La competencia desleal con productos importados ha llevado al cierre de numerosas fábricas y a la pérdida de empleos en el sector industrial. Según la Unión Industrial Argentina (UIA), entre 2015 y 2019 se perdieron aproximadamente 150,000 empleos industriales, un golpe devastador para un sector que es clave para el desarrollo económico sostenible.
El liberalismo en Argentina ha demostrado ser una promesa incumplida. Lejos de generar prosperidad y bienestar para todos, ha contribuido a aumentar la desigualdad, la pobreza y la precarización laboral. Las políticas de desregulación y apertura indiscriminada han favorecido a unos pocos en detrimento de la mayoría, generando un contexto económico y social cada vez más desigual e insostenible.
Es momento de replantear el modelo económico y buscar alternativas que promuevan un desarrollo inclusivo y equitativo, priorizando el bienestar de todos los argentinos por encima de los intereses de unos pocos. El futuro de Argentina depende de nuestra capacidad para aprender de los errores del pasado y construir un país más justo y próspero para todos.