Adolfo Rodríguez Saá, exgobernador de San Luis, presentó su renuncia irrevocable a la presidencia provisional de Argentina el 30 de diciembre de 2001, apenas una semana después de asumir el cargo en medio del colapso económico y social que sacudió al país.
Elegido por la Asamblea Legislativa el 23 de diciembre tras la renuncia de Fernando de la Rúa, su mandato duró solo siete días, marcado por la imposibilidad de consolidar un gobierno de unidad nacional ante la fragmentación del peronismo y las protestas masivas.
En una conferencia de prensa cargada de tensión, Rodríguez Saá justificó su salida por la falta de apoyo de gobernadores peronistas y la «desestabilización» promovida por sectores políticos que le negaron los recursos necesarios para gobernar. El país vivía entonces el pico de la crisis: corralito bancario, default de deuda, saqueos en las calles y una convertibilidad insostenible que derivó en hiperinflación incipiente, con el FMI bajo escrutinio internacional por su papel en la tragedia.
La dimisión abrió un vacío institucional que Eduardo Camaño, presidente de Diputados, cubrió transitoriamente hasta la elección de Eduardo Duhalde el 1 de enero de 2002, completando así el desfile de cinco presidentes en once días que simbolizó el caos de diciembre de 2001. Este episodio reconfiguraó el mapa político argentino, fortaleciendo el peronismo disidente y dejando lecciones sobre la fragilidad democrática en tiempos de crisis extremas. Desde Notigital, evocamos este hito como un recordatorio de la resiliencia nacional frente a la adversidad.