El 19 de diciembre de 2001 irrumpió en la historia argentina como el «Argentinazo», un estallido social masivo que comenzó con cacerolazos espontáneos en barrios porteños y se expandió a todo el país, culminando en la renuncia del presidente Fernando de la Rúa tras una represión policial que dejó al menos 39 muertos y cientos de heridos en Plaza de Mayo.
Este evento no fue un hecho aislado, sino la culminación de una crisis económica gestada durante la década del 90 bajo el modelo de convertibilidad 1 a 1 entre peso y dólar, implementado por Carlos Menem, que generó un endeudamiento externo brutal —alcanzando los 144.000 millones de dólares— y un desempleo del 18% que rozaba el 25% en el conurbano bonaerense.
La chispa inmediata fue el «corralito» decretado el 1 de diciembre por el ministro de Economía Domingo Cavallo, que limitó las extracciones bancarias a 250 pesos semanales, congelando ahorros de millones de familias y empresas en un contexto de recesión iniciada en 1998. Ante la furia popular, De la Rúa declaró el estado de sitio el 19 de diciembre a la medianoche, lo que en lugar de apaciguar desató una movilización sin precedentes: desde las 2 de la mañana, miles salieron a las calles de Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Salta con ollas y cucharas, gritando «que se vayan todos, que no quede ni uno solo». La represión policial, ordenada por el secretario de Seguridad Enrique Mathov, incluyó balas de goma y plomo en la Plaza de Mayo, donde piqueteros, jubilados y clase media convergieron en un asambleísmo horizontal que prefiguró nuevas formas de protesta ciudadana.
El día clave vio barricadas en el Obelisco, saqueos en supermercados por hambre real —con 8 millones de pobres nuevos— y enfrentamientos que derribaron la «mayoría automática» aliancista. De la Rúa huyó en helicóptero desde la Casa Rosada esa noche, imagen icónica transmitida en vivo por Canal 13, simbolizando el colapso del neoliberalismo radical. En las horas siguientes, Ramón Puerta renunció como presidente provisional, seguido por Adolfo Rodríguez Saá el 21, quien declaró el default de la deuda —el mayor de la historia hasta entonces, con 102.000 millones— y promulgó la Emergencia Pública, antes de ser desplazado por Eduardo Duhalde el 2 de enero de 2002.
Contexto Económico Previo
La convertibilidad, ancla del boom menemista con privatizaciones y apertura comercial, se volvió insostenible ante la devaluación del real brasileño en 1999 y la sequía agrícola de 2000, que hundió exportaciones y reservas del BCRA a 14.000 millones. El FMI, bajo el Plan de Competitividad Cavallo, exigió recortes fiscales que eliminaron subsidios y ministerios, disparando la pobreza al 37% según el INDEC. Empresas quebraron —como Renault y Mercedes— y el trueque surgió en 1500 ferias con 3 millones de participantes, precursor del descontento. Protestas piqueteras en Puente Pueyrredón (junio 2001, con muerte de Kosteki y Santillán) y cortes de ruta ya señalaban la fractura social.
Desarrollo de los Hechos el 19 de Diciembre
Desde las 4 de la mañana, Buenos Aires amaneció con 200.000 personas en las calles: la clase media media perdió ahorros equivalentes a 20 salarios mínimos, mientras los obreros saqueaban por supervivencia. En Córdoba, el «saqueo organizado» derivó en tomas fabriles; En Rosario, la CGT lideró marchas. La Policía Federal, con 15.000 agentes, falló en contener: en Retiro murieron cinco, en Once dos, totalizando 39 según la CONADEP posterior. Videos amateurs mostraron francotiradores en el Ministerio de Economía, alimentando teorías de infiltrados. El PJ se fragmentó, con Duhalde orquestando desde el Senado.
Consecuencias Inmediatas y Transición Política
La caída de De la Rúa instaló un interregno caótico: Puerta dura 48 horas, Rodríguez Saá 7 días con default y ley de quiebras. Duhalde, asumiendo el 1 de enero, devaluó el peso al 70%, pesificó deudas privadas y creó planes sociales como Jefes y Jefes, que absorbieron desempleo con 2 millones de beneficiarios. Elecciones legislativas de 2002 barrieron al PJ disidente, impulsando al kirchnerismo. Legalmente, procesaron a De la Rúa y Cavallo por estrago doloso (absueltos en 2014), y la Justicia confirmó 39 homicidios estatales.
Legado a Largo Plaza
El Argentinazo reconfiguró la política argentina: nacimiento de movimientos como CTA, recuperadas (Zanón, Brukman) y asambleas barriales que influyeron en el progresismo post-2003. Económicamente, la devaluación reactivó las exportaciones agroindustriales, creciendo PBI 8% anual hasta 2008, pero dejó cicatrices como inflación crónica y desconfianza bancaria. En 2025, con Donald Trump como presidente de EE.UU. impulsando proteccionismo, evoca paralelismos con crisis globales: en Argentina, Milei cita su «castigo al establishment» para reformas libertarias, mientras memoria colectiva lo ve como victoria popular contra la impunidad. Para Notigital, esta efeméride del 19 de diciembre urge memoria activa contra desigualdades, recordando que «pueblo en las calles» forjó resiliencia nacional.